¿Qué libro elegirías para regalar a una mujer que está en la cárcel?
Los libros nos transportan a otros lugares, otras vidas y vivencias que son ajenas a las nuestras. Nos hacen situarnos en lugares incómodos, en problemas que nunca tendremos o que pensamos que no nos tocará vivir. Son una forma de despertar la empatía por situaciones que pasarían desapercibidas ante nuestra mirada rápida del día a día; una pausa para pensar que hemos invisibilizado ‘A las olvidadas’. Así se titula el proyecto que lanzan desde Teta & Teta sin ánimo de lucro que consiste en enviar libros a mujeres que se encuentran en la cárcel o que acaban de salir de ella.
“Solemos pensar que de alguna manera estamos jugando a ser Lorca, que igual que él acercó el teatro a los pueblos con su compañía La Barraca, nosotras llevamos libros dedicados a las mujeres de las prisiones con A las olvidadas”, publican en Teta & Teta. Con esta iniciativa ya han conseguido llegar a 15 prisiones de ciudades como León, Soto del Real, Aranjuez o Galicia. Además, el proyecto también se está replicando a nivel internacional en México, Francia y Colombia.
Entre las reclusas, igual que sucede en la sociedad, existen mujeres muy diversas, por lo que cualquier lectura sin importar el idioma o la temática es bien recibida por la organización. La única condición es que tenga una dedicatoria para que ese libro sea recibido como un abrazo desde fuera. Por ello, desde Teta & Teta insisten en que sea algo más que un simple ‘Espero que te guste’. Si las palabras tienen un poder liberador, más lo tienen aquellas escritas para ser recibidas como la caricia de alguien que está pensando en ti desde fuera.
Algunos datos sobre mujeres presas
Las cárceles ya representan un entorno opaco de por sí por la forma en la que están planteadas. Sin embargo, debido al contexto heteropatriarcal presente en nuestra sociedad, estas se vuelven aún más hostiles para las mujeres. Según datos obtenidos por la Asociación de Mujeres Presas (ACOPE), ellas tan solo representan un porcentaje minoritario, apenas el 7,3% de la población carcelaria (dentro del cual un 88,41% de mujeres son víctimas de violencia machista según datos ofrecidos por el Instituto de la Mujer e Instituciones Penitenciarias). La disparidad presente se traduce en que el diseño de las cárceles está orientado hacia los hombres, que representan el 92,7% del total. Como resultado, tan solo existen 3 cárceles de mujeres en España y la mayoría de las presas se encuentran ubicadas en áreas específicas dentro de prisiones masculinas, lo que supone la única solución para que puedan estar en provincias cercanas a sus familias.
Esta situación deriva en un recorte tanto en privilegios como en los recursos dispuestos para las mujeres. Los “centros penitenciarios con módulo/s de mujeres no satisfacen sus necesidades básicas. Imaginemos una prisión de 1000 hombres y 69 mujeres, todo lo que sucede allí dentro (acceso a talleres y trabajo remunerado, actividades) es para ellos”, publican en Teta & Teta. Además, la mayoría de las actividades que sí están a disposición de las mujeres presas están siempre relacionadas con los cuidados (costura, cocina…), perpetuando de esta forma los roles de género que, además no siempre facilitan la inserción laboral.
“La mayoría de las actividades que sí están a disposición de las mujeres presas están siempre relacionadas con los cuidados (costura, cocina…), perpetuando de esta forma los roles de género”
Por otra parte y en relación a los cuidados, según datos obtenidos por ADPHA, el 80% de las mujeres que se encuentran en la cárcel son madres. Esta realidad implica que, mientras que al salir de la cárcel los hombres son juzgados como individuos por el delito cometido, las mujeres son juzgadas por su delito penal y también se les penaliza socialmente como cuidadoras. “Existe una mayor condena social por el delito a las mujeres: se les da menos credibilidad como madres, se ve peor un delito a manos de la mujer. Es más difícil quitarse esa etiqueta al salir de prisión. Derivada de esa condena social también se da una mayor condena personal, las mujeres sufren más depresiones, intentos de suicidio… porque sienten que han fallado al rol de mujer y de madre”, afirman desde ACOPE.
En vista de los datos expuestos, resulta imprescindible dar voz a iniciativas como ‘A las olvidadas’ que contribuyen tanto a visibilizar las desigualdades presentes en el sistema carcelario de España, como a dar esperanza a todas estas mujeres que pasan desapercibidas entre las cifras publicadas. Por ello, desde nuestro espacio retomamos la pregunta que se hacen desde Teta & Teta: ¿qué libro regalarías a una mujer que está en la cárcel?