Fotografía: imágenes de Mandarina Newton
Irene Lapuente desarrolla su trabajo en La Mandarina de Newton, una empresa de cultura científica de la que es creadora y directora. Lapuente es física de formación y experta en comunicación científica, trabajó como jefa de comunicación del Instituto Catalán de Paleontología (ICP) y del departamento de Lenguajes y Sistemas (LSI-UPC), entre otros. Fue precisamente en esa intersección entre investigación, cultura y educación donde nació “La Mandarina”, centrada en trabajar temas científicos desde la participación ciudadana y la cocreación.
Tras su ponencia en la jornada, en la que destacó que desde hace años “La Mandarina” trabaja en incorporar la perspectiva de género en sus investigaciones, no solamente en un tema de referentes STEM sino atendiendo a los propios contenidos, pudimos reunirnos con ella para conocer de primera mano el proyecto Obstetric Coevolution, que además acaba de recibir una mención de honor del European Union Prize for Citizen Science.
Cuéntanos, por qué este proyecto y qué principales objetivos tiene
Pues mira, nosotros seguimos la metodología de “pensamiento de diseño” o Design Thinking en inglés, que dice que la primera fase de un proyecto es la empatización. Bien, pues yo creo que empaticé mucho con este tema cuando me convertí en mamá.
De hecho, Obstetric Coevolution nace de una experiencia personal y es que yo tuve la mala suerte de tener… bueno, la buena suerte de tener un embarazo estupendo y la mala suerte de tener un parto muy desagradable, con un final de trastorno de estrés postraumático y finalmente decidí asistir a una psicóloga.
Estando en consulta, la psicóloga me comentó “bueno, tú trabajas con temas científicos, has desarrollado muchos proyectos en los que se investiga qué necesita el usuario o el paciente y ahora hay un tema que te interesa mucho, ¿por qué no utilizas toda tu trayectoria para enfocarla en este tema?”.
Fotografía: imágenes de Mandarina Newton
Y antes de esa experiencia personal ¿conocías o estabas concienciada sobre la violencia obstétrica?
Lo más triste es que yo era consciente, conocía el término de violencia obstétrica y, de hecho, trabajando en temas de participación en salud, también sabía que no siempre el paciente es escuchado.
En mi caso, me costó relativamente poco identificar que lo que me había pasado no estaba bien, pero me costó mucho asimilar que me había pasado a mí. Aunque pueda parecer sorprendente, eso era lo que más me desconcertaba porque yo pensaba que, al conocer sobre todos estos temas pues…vaya, tenía la idea de que esto podría pasarle a personas más vulnerables y la sorpresa fue grande porque, en verdad, puede pasarle a cualquier persona.
Es lógico ¿no?, al final los conocimientos son la herramienta que tenemos para entender el mundo y la armadura para defendernos en diferentes situaciones, sin embargo, a veces no son suficientes.
Sí, pues totalmente como comentas. Fue una sorpresa de, ostras, a ti también te puede pasar. O sea, al ser un tema sistémico, está muy bien introducido.
¿Y qué metodología de trabajo habéis utilizado en Obstetric Coevolution?
Pues como te comenté al principio, nosotros nos basamos en el pensamiento de diseño y hacemos unas primeras fases de empatización en las que lo que buscamos es entender bien el problema. Para esa fase, se trabajó por separado con grupos de madres y con grupos de profesionales porque pensábamos que, al ser un tema sensible, iba a ser difícil ponerlas/os de igual a igual. A través de esa dinámica, descubrimos que había situaciones que eran más comunes de lo que nos creíamos e identificamos cinco retos importantes.
¿Cuáles fueron los retos identificados?
Pues el primero fue el miedo al parto y es que las madres llegan con mucho miedo a lo que pueda pasar. De hecho, para mí, la primera violencia empieza ahí, en el relato del miedo. Si la madre llega con miedo al parto, es infinitamente más vulnerable y más capaz de aceptar cualquier cosa.
El segundo fue la falta o no buena comunicación bidireccional entre madres y profesionales. No se crea un equipo, sino que más bien se produce un juicio tipo “has ganado mucho peso”, “has perdido peso” …, es decir, no siempre se produce una buena escucha de la situación y necesidades. Además, es necesario destacar que las madres se sienten más o menos escuchadas durante el embarazo, no muy escuchadas en el parto, pero totalmente abandonadas por el sistema sanitario en el postparto.
Fotografía: imágenes de Mandarina Newton
Y aquí entra el tercer reto y es que las profesionales también nos han compartido que, para ellas, desaparecer en el postparto también es duro, porque a veces los partos son complicados y no tienen forma de saber cómo está la madre o el bebé.
El cuarto reto que identificamos fue el exceso de medicalización del parto. De hecho, en Cataluña, donde se desarrolla principalmente el proyecto, se realizan un 34% de inducciones versus el 10% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y el quinto reto fue el de la depresión postparto, que es muy compleja y en la que tenemos que tener muy en cuenta, sobre todo si nos queremos enfocar en prácticas obstétricas, el trastorno de estrés por traumático.
Y, tras identificar los retos ¿qué pasos siguió el proyecto?
Después hicimos talleres de ideación porque no sólo queríamos identificar los retos, sino que el objetivo final era cambiar la experiencia de parto. Para ello nos preguntamos ¿cómo hacemos una propuesta que nos ayude a resolver estos cinco retos? Y ahí trabajaron conjuntamente el grupo de madres y profesionales.
Se idearon cuatro propuestas de las cuales este año estamos trabajando en tres: encuentros posparto madres-profesionales en los que se pudiera hacer un feedback a modo de cierre y se pudieran recoger datos; incluir más contenidos educativos en el currículo sobre salud sexual y reproductiva; incrementar la comunicación científica en torno a lo que les suceden a las madres y a las familias; y, por último, que además es el único tema que este año no podremos trabajar, la creación de comunidades de mujeres intergeneracionales en las que haya mujeres más jóvenes, más mayores, que hayan tenido hijos/as o que no, donde se compartan un poco estas experiencias porque antiguamente las mujeres estaban más acompañadas en su maternidad y ahora, al vivir en ciudades más aisladas, la maternidad se vive en mucha soledad.
Fotografía: imágenes de Mandarina Newton
¿Cómo se pueden trasladar estos resultados a la práctica clínica diaria? Es decir, a veces se trabaja desde y con grupos de personas ya concienciadas, como si se tratara de nichos que ya identifican qué sucede e intentan poner medidas, pero ¿cómo se llega al resto de profesionales?
Totalmente de acuerdo contigo sobre que al final acaba habiendo nichos y esto tiene que ser un cambio estructural. De hecho, nos estamos enfocando mucho en tener datos y establecer un protocolo porque eso nos puede llevar a que el impacto no sea sólo científico sino también tenga un impacto social y político mucho más grande.
Si queréis conocer más sobre el tema, os invitamos a que escuchéis su podcast en Transmedialab Mandarina
Este proyecto está financiado por IMPETUS for citizen y el Ayuntamiento de Barcelona