Una de las reivindicaciones básicas de la conciliación ha sido la reclamación de un tiempo de crianza, para estar presente en la vida de hijas e hijos, porque no hay otra forma de crecimiento saludable y de equilibrio personal que no lleve a la convivencia, a que unos seres humanos estemos con otros, nos cuidemos en todas las etapas de la vida y nos proporcionemos bienestar y seguridad.
Podemos pensar que esto son hechos puntuales relacionados con la larga etapa de crecimiento de las personas desde el nacimiento hasta la edad adulta, pero lo cierto es que este cuidado se prolonga durante toda nuestra existencia; enfermedades, partos y sobrepartos, personas discapacitadas y personas mayores hacen comprender que giramos en torno al cuidado de nosotras/os mismas/os y de los demás.
Por ello, desde los principios más básicos de la democracia participativa se reclama con insistencia la corresponsabilidad en materia de cuidados entre mujeres y hombres, si esto ya es difícil y desde luego, según las estadísticas del EIGE (Instituto Europeo de Igualdad de Género), es una de las principales debilidades de España, el uso del tiempo. Cuanto más esta situación se agrava cuando es una persona sola la que se encarga de los menores y personas con necesidades especiales.
Podría pensarse que esta es una situación aislada pero no lo es. Según datos del INE, en el Estado español hay cerca de dos millones de familias cuya responsabilidad recae en un solo miembro, pero además las familias formadas por mujeres (monomarentales), son más del 80%. A su vez, el 54% de las familias monoparentales y monomarentales están en riesgo de pobreza o exclusión social (Save the Children, 2015) y el 65% declara que tiene serias dificultades para llegar a fin de mes (Intermon Oxfam). Según el informe Madres y Punto. La realidad invisible de la monoparentalidad en España, elaborado por la Federación de Asociaciones de Madres Solteras, el 70% de las madres que encabezan familias monomarentales afirma que su salario no les permite cubrir su gasto familiar y el 61% ha tenido problemas económicos que les ha obligado a reducir gastos en lo relativo a la vivienda.
A pesar de la reivindicación de aplicación de fórmulas para la igualdad efectiva, proclamada en todos los textos nacionales e internaciones, la legislación nacional no obliga a que la/el menor pueda estar con su madre/padre más tiempo, dado que carece de uno de ellas/os, lo que resultaría necesario para su desarrollo y equilibrio. Desafortunadamente la jurisprudencia mantiene una posición imprecisa.
Desde estas líneas ponemos de manifiesto la urgente y perentoria necesidad de que la legislación general otorgue el derecho a gozar de un permiso de maternidad/paternidad extendido cuando solo haya un progenitor/a.