Fotografía: fuente Freepik.es
Generar conciencia sobre la discriminación basada en el peso corporal es uno de los principales objetivos de esta jornada en una sociedad que llega a menospreciar a las personas en función de su apariencia física, perpetuando ideales poco realistas de belleza que pueden tener consecuencias devastadoras para la salud física y mental.
También para arrojar luz sobre la industria de los productos de adelgazamiento que prometen soluciones rápidas y fáciles para perder peso, sin tener en cuenta las repercusiones negativas para la salud de quien lo toma donde los trastornos alimenticios pueden abrirse camino. Y la importancia de poner sobre la mesa que muchas dietas se adoptan sin supervisión médica o son demasiado restrictivas, lo que puede desembocar en problemas a largo plazo. Del mismo modo, las cirugías para perder peso, si no se realizan con precaución y seguimiento profesional adecuado, pueden acarrear riesgos muy graves para quienes se someten a estas prácticas.
Vuelta a la estética de los 90 y a todo lo que conlleva
Tras una década de apuesta por el ‘body positive’, ha resurgido la exaltación de los cuerpos delgados y la estética predominante de los años 90. Esta tendencia constituye un factor de riesgo para los problemas de alimentación, que han experimentado un repunte en los últimos años y que en los 90 también eran algo común. Estar a la moda implica inevitablemente decantarse por un tipo de prendas que determinan la libertad de sentirnos a gusto con nuestro propio cuerpo llegando a optar por dietas más restrictivas, diferentes tipos de ayunos, la práctica de deportes extremos o a plantearse pasar por el quirófano.
Las influencers normalizan las operaciones estéticas entre las jóvenes
María Pombo, Rocío Osorno, Anna F. Padilla, Marta López Álamo o Sofía Suescun son solo algunas de las influencers y celebrities que han decidido cambiar el aspecto de su rostro en los últimos años. Rinoplastias, aumentos de pecho, retoques en labios, frente, ojeras, pómulos o mentón, liposucciones y otros retoques donde se repite un mismo estándar de belleza y que impacta sobre las jóvenes que las siguen, a menudo incluso menores de edad en lo que en realidad es una colaboración pagada publicitando un servicio que les ha salido gratis a un público al que no le corresponde recibir dicho tipo de información.
Recientemente el gobierno ha anunciado una ley para influencers con más de 1 millón de seguidoras/es en una misma red social o más de 2 entre diferentes plataformas y que ingresen más de 300.000 euros al año sobre la prohibición de publicitar alcohol, tabaco y medicamentos, así como etiquetar su contenido por edades, ¿llegarán pronto las restricciones frente a la banalización de los retoques y operaciones estéticas?
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TikTok prohíbe el contenido sobre dietas extremas y medicamentos para perder peso
TikTok está eliminando progresivamente los contenidos sobre pérdida de peso. Las nuevas directrices, en vigor desde el 17 de mayo, prohíben en la red social de vídeos cortos más viral el contenido centrado en dietas sin fundamento, el uso indebido de medicamentos para perder peso y otros materiales de promoción del adelgazamiento sin asesoramiento médico. Los creadores que publiquen sobre dietas restrictivas, «el uso de medicamentos o suplementos para perder peso o ganar músculo» como los anabolizantes o la promoción de productos para adelgazar verán restringido el contenido a usuarios mayores de 18 años.
Una lona gigante de una clínica estética en el centro de Madrid abre el debate
¿Son las operaciones y retoques estéticos algo totalmente voluntario o es la sociedad quien está generando una necesidad a las mujeres más jóvenes? Una lona publicitaria ubicada en Callao, o lo que es lo mismo en pleno centro de la capital, que rezaba “otro verano más cambiando el panorama de las playas” anunciando un aumento de pecho, ha desatado un debate en cuanto a la necesidad de la regulación de la publicidad y de incurrir en un modelo con perspectiva de género para evitar perpetuar una estética común entre todas las mujeres dejando a un lado los cuerpos naturales y reales.
La asociación sin ánimo de lucro Teta & Teta denunció por Instagram el despropósito de la empresa anunciadora, tras lo cual ésta emitió un comunicado pidiendo disculpas por el mensaje y procediendo a retirarlo horas más tarde. Al día siguiente, la marca de cuidado de la piel Dove, aprovechó la hazaña para lanzar otro mensaje más apacible: “las playas están bien así”.
Fotografía: Captura Instagram @tetayteta https://www.instagram.com/p/C6y4X4rsymQ
Vestidos sin libertad de movimiento en la Gala Met
La Gala MET se ha convertido en una de las citas anuales más importantes de la moda a pesar de que su objetivo sea en realidad benéfico. Celebrada en el Museo Metropolitano de Nueva York la edición de este año acogía una velada donde el tema principal era “Bellas durmientes: el redespertar de la moda” y donde se pudo ver mujeres con looks que, además de oprimir sus cuerpos hasta los extremos, no les permitían ni siquiera moverse con normalidad.
Otras no pudieron ni sentarse para cenar y el volumen y peso del vestido de Cardi B requirió de hasta ocho asistentes para sostenerlo. Respirar no fue tarea fácil para Kim Kardashian. Si el año pasado acudía a la misma gala con un vestido de Marilyn Monroe haciendo una dieta cuanto menos restrictiva durante meses, en esta ocasión se enfundaba un ajustadísimo corsé firmado por John Galliano que según muchos de sus seguidores y seguidoras “le oprimía hasta los órganos”.
Bajar o subir escaleras era un reto imposible de alcanzar sin la ayuda de unos cuantos azafatos como en el caso de Tyla, con un vestido reloj de arena que no le permitía doblar las rodillas. Caminar e incluso permanecer de pie se convertía en un momento incómodo para cantantes como Rosalía que reconocía ante la prensa: «Cariño no me puedo mover mucho porque esto es bien apretado».
Fotografía: Captura Instagram @fashionsidol https://www.instagram.com/p/C6zuAYZNYX0
Esta situación pone de manifiesto que las celebridades de la talla de las invitadas a esta cita organizada por Anna Wintour, editora jefa de la revista Vogue en Estados Unidos y el mayor exponente de esta industria en el mundo, no se visten, ni mucho menos con lo que quieren o les gusta. Las marcas, la publicidad, el dinero que hay detrás y el miedo a la crítica, provocan el retroceso de la moda hacia una totalmente arcaica donde las mujeres son algo más parecido a un objeto de exposición que una persona de carne y hueso.
Fotografía: Captura Instagram @kimkardashian https://www.instagram.com/p/C6pVT2dvKzz/?img_index=3