Tania Safura Adam es periodista, productora cultural y comisaria mozambiqueña, residente en Barcelona. Especializada en diásporas y músicas africanas, es la fundadora y editora de Radio Africa Magazine, una plataforma cultural de habla hispana de pensamiento crítico y difusión de las artes y las culturas africanas. Su primer libro se titula “Voces negras”, un ensayo que ofrece numerosas claves para entender las músicas populares africanas y, sin tan siquiera pretenderlo, la compleja historia del continente. Y es que la autora incluye conversaciones que transforman el ensayo en una obra íntima que deja que quien lee forme parte de su proceso de investigación, además de humanizar y hacer mucho más digerible un ámbito de investigación tan vasto como es la música. Porque hay gente, cultura e historias detrás de la creación musical del continente. Al final de cada capítulo, la autora ha incluido un QR para que escuchemos las canciones sobre las que nos estamos documentando, siempre con esa idea de que la música se lee, pero sobre todo se siente.
Hablamos con Tania Safura Adam sobre una obra imprescindible para amantes de la música y del continente africano, pero también para una diáspora ansiosa por entenderse mejor.
Como mujer afrodescendiente, he leído este libro y lo he sentido como un regalo. Me gustaría comenzar dándote las gracias.
Muchas gracias.
Tu libro tiene un alto interés académico, eso es indiscutible, pero para mí también es una obra muy personal e íntima. Eso es algo muy difícil de lograr en un ensayo. Creo que es gracias a esas conversaciones que incluyes en el libro. Las catalogo como conversaciones y no como entrevistas justamente por ese carácter tan íntimo que tienen. ¿Cómo surge esa idea? ¿Es algo que tuviste claro desde el principio?
Es curioso, yo también hablo de ellas como conversaciones y no como entrevistas porque la entrevista siempre tiene un carácter más pregunta y respuesta y esto eran conversaciones que, además, eran muy largas. Hemos extraído, y digo hemos porque para la transcripción he necesitado ayuda. Se extrae una parte que es la esencia de esa conversación, pero para conseguir esa esencia necesitaba a veces hasta tres horas de conversación, estar con la otra persona, que la otra persona entendiera hacia donde quería ir. Desde el inicio tenía muy claro que el libro tenía que tener esta parte de conversación porque es como la extensión del ensayo. Hay una parte más intelectual, que piensa, que revisa libros, materiales, pero hay otra que es la vivencia misma y esa vivencia la tienen las personas. Es la única manera de transmitirlo porque estoy rodeada de gente sabia que la sociedad no considera como tal. En las conversaciones te das cuenta de que es una manera de entender el mundo que nada tiene que ver con el contexto de aquí y hay un menosprecio. De repente, ves a gente que está muy segura de cómo es su mundo y que no tiene ningún tipo de interés o necesidad de que se le avale desde Occidente. Simplemente está viviendo y trabajando y eso me pareció bellísimo. No sabía que me lo iba a encontrar. Hay gente que me sorprendió muy positivamente y eso es lo que he intentado extraer. Esa manera de ver el mundo, esa belleza intelectual que aquí es muy desconocida. No por una cuestión de reconocimiento, sino por una necesidad de conversación con el otro. Cuando hay ese desconocimiento, es muy difícil mantener una conversación con el otro porque hay como una desconexión, una imposibilidad de comunicación. Esa imposibilidad es lo que nos hace a la gente que somos africanas, bueno, quizás al afrodescendiente que ha nacido aquí no tanto, pero a la gente que es africana y que tiene otros referentes, se le hace como muy complejo el entendimiento mutuo. Yo creo que viene por un desconocimiento de toda esa profundidad intelectual, sin tomarlo desde un exotismo, sino como una forma de existencia. A pesar de que Glissant dice que existe ese derecho a la opacidad, yo reclamo el derecho a poder expresarse y que el mundo entienda las diferentes formas de ser y de estar y las respetemos. Con este libro yo aporto unas, pero entiendo que este ejercicio lo está haciendo mucha gente de múltiples lugares y los libros al final sirven para eso.
Justamente, durante la conversación con Ntone Edjabe, escritor, periodista, dj y editor de la revista Chimurenga, le dices: “por eso me dedico a esto, para entenderme, para entender muchas cosas. Supongo que la gente en el continente no necesita hacerlo porque no tienen que explicarle a nadie quiénes son”. Me sentí muy identificada contigo en esa parte y en la que habláis sobre desde dónde queremos enunciarnos. ¿Crees que este libro ayudará a otras personas de la diáspora africana a de alguna manera ubicarse mejor en el mundo?
Ojalá. A mí me ha ayudado a ubicarme, pero a mí. Yo he querido compartir ese proceso. Son 5 años de investigación y conversaciones. Yo entiendo que si me ha ayudado, seguro que eso se transmite. Y estoy segura de que, más que ayudar, da pistas porque cada uno tenemos nuestra forma de ser y nuestra forma de entender. Somos humanos y humanas. A mí lo que me da la gente son pistas y tú las adaptas a ti y encuentras tu propio camino.
No es un manual.
Exacto. He compartido pistas que he recibido, pistas que me ha dado la gente con la que he hablado, los libros que he leído, pero yo también he creado otras. Es como cuando pisas con los pies en la tierra, la sientes debajo y empiezas a caminar con una seguridad que antes no tenías. Eso es lo que me ha dado toda esta investigación.
En el libro cubres la influencia de la colonización, de la iglesia y las misiones, las nuevas naciones africanas y ese conflicto que se generó de la identidad entre muchas otras cuestiones. Considero que tanto la tradición como la modernidad son dos conceptos que se van construyendo a la vez en el continente. Me parece muy evidente cuando analizamos la historia desde la indumentaria, ¿ocurre lo mismo con la música?
Absolutamente. Desde mi punto de vista hay una imposición muy occidental de las formas de vestir, en cambio la música es mucho más maleable y es mucho más plural. Es un diálogo continuo entre la tradición y la modernidad, y aquello que era moderno se convierte en tradición y es como una espiral que se va solidificando. Esa genealogía es importante narrarla. La música africana es algo que está siempre ahí, folklorizada, como música del mundo y no, aquí hay gente pensando esos sonidos, gente que está creando, gente que está evolucionando el sonido. ¿Por qué no se puede pensar la música africana desde la intelectualidad? ¿Por qué la tenemos que pensar solo a través del ritmo, a través de ese marco que es el world music? Esto produce mucha frustración. El hecho de no poder contar con esa tranquilidad de creación y tener que adaptarse a esos marcos que la industria considera música africana genera un empobrecimiento muy grande. Tenemos que reivindicar un espacio de libertad de creación dentro del marco de las músicas.
Yo aprecio un montón que en el libro hayas hablado específicamente de Zimbabue, Nigeria, Mali…Que hayas hecho un barrido por muchos países del continente. Homogeneizamos muchísimo la producción cultural del continente y genera frustración porque lo metemos todo dentro del saco “música africana”.
Sí, pero es algo que se ha mimetizado mucho. Tengo una investigación que se llama “España Negra”. Es una investigación que analiza estos procesos de supervivencia, resistencia y victimización que pasan con la negritud en territorio español. Hay mucha gente mayor que a pesar de reivindicar la pluralidad de África, cuando ellos enuncian algo que tenga que ver con el continente, hablan de África o dicen “mi país”, no van enunciando con nombre propio. Ahora que estoy haciendo una exposición de Manifiesta, estoy hablando con mucha gente mayor, que mucha está muy frustrada. Es gente intelectual que no ha tenido un campo de desarrollo en este país. Creo que es algo que tenemos que reivindicar, vuelvo a decir, como un estado de existencia humana: la intelectualidad negra. Entonces llamo y pongo mensajes a uno para quedar y me dice, no, que está en África. ¿Estoy en África qué significa? Es que estoy comiendo comida africana, es que estoy escuchando música africana. Han interiorizado, sin ser conscientes de ello, esa homogeneización que se ha dado en Occidente. Han tenido que sobrevivir en un ambiente muy hostil y al final, fíjate, han mimetizado eso.
Creo que es algo que tenemos que reivindicar, vuelvo a decir, como un estado de existencia humana: la intelectualidad negra.
Es que es muy complejo porque al final, ¿qué entendemos por Nigeria, Costa de Marfil o Angola? Dependiendo de la generación con la que estemos hablando, su país quiere decir cosas distintas. Creo que en el libro reflejas muy bien la complejidad de la historia del continente.
Perdona, pero ¿de dónde eres o eres descendiente?
Guinea Ecuatorial.
De Guinea Ecuatorial solo he hablado con Paco Zamora.
Reflejaste muy bien en vuestra conversación la compleja historia de Guinea Ecuatorial con el hispanismo y su propio desarrollo como nación.
Lo que más me impactó fue cuando acabó la entrevista. Me dejó fría cuando dijo que no sentía nostalgia, que había sufrido tanto…Es brutal la colonización en Guinea Ecuatorial. Salí con los pelos de punta.
Me dejó una sensación fea, pero muy necesaria.
Sí, así están los mayores.
¿Tú crees que en este ámbito de conocimiento falta perspectiva de género?
Sí, seguro. Todavía hay mucho trabajo por hacer. La masculinidad está ahí omnipresente. A la hora de narrar y escribir se hace muy complejo. Es como si hubiese una imposibilidad de conjunción de un afrofeminismo con el pensamiento musical. Era un ejercicio muy forzado llegar a ese lugar. Al final, por mucho que quisiera, la realidad es esa. El libro mutó un montón. De hecho, es el doble de lo que ha salido. No salió todo lo que presenté y tengo ganas de sacar la segunda parte. Había un artículo que era sobre las mujeres, pero quedaba forzado, como una necesidad de hacer ese pequeño guiño porque ahora se habla de mujeres. Había un ejercicio previo de hacer entender, de reflexionar sobre la musicalidad, sobre los procesos. Hay muchas capas y yo personalmente me consideré muy incapaz de poder juntarlas. Quizás, de aquí a un tiempo, cuando asiente bien todo ese conocimiento, ya podré introducir otra capa. Desde cero me costaba mucho. Primero tienes que entender todo lo que ha pasado y después analizarlo en clave feminista. Desde cero, me parecía forzado, gratuito y oportunista.
Primero tienes que entender todo lo que ha pasado y después analizarlo en clave feminista.
Creo que en el libro hay pequeñas pinceladas. Yo he disfrutado mucho leyendo la conversación con Fanta.
Es fantástica.
Sí, porque cuando pienso en la figura del griot, no me imagino a una mujer. Luego la busqué y vi que tenía canciones que abordan temáticas como la excisión y me hizo pensar. Ojalá que en un segundo tomo, encuentres esa conexión. Será un gusto leerlo.
Muchas gracias.