Biblioteca del Instituto Internacional – Residencia de Señoritas, hacia 1930. Archivo del Instituto Internacional – Legado Eulalia Lapresta
Etimológicamente, la palabra lectoras procede del latín ‘lector, -ōris’ que significa, literalmente, que lee o tiene el hábito de leer.
No debe sorprendernos que, en un mundo codificado como masculino, tal y como dice siempre Mary Beard, las mujeres aprendieran a leer, en general, mucho más tarde que sus compañeros varones.
La mentalidad tradicional que defendía y justificaba la falta de capacidad racional de las mujeres y las leyes que limitaban su acceso a la educación, impidieron a las mujeres la posibilidad de alfabetizarse condenándolas, a desarrollar, únicamente, el rol tradicional de madres y esposas.
Recordemos que, en España, las mujeres pudieron acceder por primera vez al sistema educativo con la Ley Moyano de 1857 y, para eso, lo hacían con un currículum diferente al de los varones, a pesar de tener alguna materia común.
Fueron muchas las mujeres que reclamaron su derecho a la educación, siendo conscientes de que ahí radicaban muchos de los argumentos de la desigualdad. La propia Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851- Madrid, 1921), se quejaba: «Apenas pueden los hombres formarse idea de lo difícil que es para una mujer adquirir cultura autodidáctica y llenar los claros de su educación. Los varones, desde que pueden andar y hablar, concurren a las escuelas de instrucción primaria; luego al Instituto, a la Academia, a la Universidad, sin darse punto de reposo, engrana los estudios (…). Todo ventajas, y para la mujer, obstáculos todos «.
En la misma línea, Carmen de Burgos (Rodalquilar, 1867- Madrid, 1932), conocida como Colombine, afirmaba: “Pues gracias a este razonamiento se nos ha negado la cultura, llevándonos a una positiva inferioridad. En las sociedades primitivas hombres y mujeres eran iguales, tanto en mentalidad como en fuerza física; y no por eso dejaban de existir el amor y la familia, aún en sus formas más rudimentarias. La diferencia ha nacido de las diversas educaciones y ejercicios. Se argumenta que no hemos producido obras de arte y ciencia tan admirables como las de los hombres. Es cierto. Pero oíd lo que a propósito de esto dice Tarde: “Todos los descubrimientos de verdades, todos los inventos de utilidad han sido conquistados por hombres libres, los esclavos no inventaron nada”, y añade: “Los ciudadanos libres deben su superioridad a las ventajas de su situación no a la superioridad de la raza”. Esto puede aplicarse a la mujer que no pudo desarrollar sus facultades en la esclavitud a la que se la sometía. Y, sin embargo, aun así, hemos tenido una gloria indisputable. La de inspiradoras. (Misión social de la mujer conferencia pronunciada el 18 de febrero de 1911).
A día de hoy, según la última edición del estudio «Hábitos de lectura y compra de libros en España», editado por el Ministerio de Cultura (2023) el porcentaje de mujeres lectoras es significativamente superior al de hombres: un 68,6 % de mujeres frente a un 59,3 % de hombres. Sin embargo, si nos vamos a los datos de producción literaria, vemos como del total de las obras registradas en el ISBN en 2023, el 60,7% y el 39,2% son de mujeres.
Parece ser que palabra a palabra nos hemos hecho lectoras, pero que las vindicaciones de Carmen de Burgos siguen siendo tan actuales y necesarias como lo fueron en su época. En el mes en el que se celebra el Día Internacional del Libro, sigamos siendo lectoras, pero reclamemos también nuestro espacio como autoras.