El término vindicación etimológicamente procede del vocablo latino ‘vindicatio’, compuesto por el verbo ‘vindicāre’ que significa reclamar en justicia y el sufijo ‘-tio’. Vindicación se refiere, por tanto, a la acción o al efecto de vindicar, es decir, defender especialmente por escrito a una o varias personas que han sido injuriadas, calumniadas o atacadas injustamente.
Vindicación fue la palabra elegida por Mary Wollstonecraft para liderar el título de su obra publicada en 1792, “Vindicación de los Derechos de las Mujeres”. Wollstonecraft fue una de las primeras mujeres en reclamar un nuevo sistema de educación para las mujeres y su incursión en la vida política: «El único método de llevar a las mujeres a cumplir sus deberes peculiares es liberarlas de todo límite permitiéndoles participar en los derechos inherentes de la humanidad. Hacedlas libres y pronto se volverán sabias y virtuosas (…)”.
Podemos suponer que Wollstonecraft decidió utilizar la palabra vindicación porque observaba que las mujeres estábamos siendo menospreciadas y tratadas injustamente y sintió la necesidad de manifestar, de reivindicar por escrito que somos seres humanos que merecemos los mismos derechos fundamentales que los hombres.
Casi dos siglos más tarde, tan solo ocho meses después de la muerte de Franco, nace en España Vindicación Feminista, revista conocida por su firmeza y beligerancia en la defensa de los derechos de las mujeres. De nuevo, sus fundadoras Lidia Falcón y Carmen Alcalde optaron por la palabra vindicación, poniendo el foco en la injusticia y en la violencia social a la que las mujeres habíamos sido expuestas.
Este 8 de marzo, en el que el aborto vuelve a estar en tela de juicio, en el que los feminicidios no cesan y en el que las mujeres tenemos que seguir renunciando a nuestro derecho a la reparación económica para que se nos crea, en Iguales&Diferentes continuamos con la vindicación de los derechos de todas las mujeres, esos que nunca adquirimos plenamente, esos que en cualquier momento podemos perder.