El término referentes está compuesto por los vocablos latinos “refĕrens” que significa semejanza o relación entre dos cosas y “-entis” que indica quien lleva a cabo la acción.
Utilizamos la palabra referentes para hablar de quienes se toman como referencia o modelo de algo. El psicólogo Albert Bandura, en su Teoría del Aprendizaje Social, establece que las personas tenemos la capacidad de aprender mediante la observación de un modelo como consecuencia de nuestra dimensión social.
El contexto en el que vivimos nos condiciona simplemente por vivir en él y, por tanto, la conducta humana es en su mayoría aprendida de forma asociativa. Esta teoría se asienta sobre un modelo de aprendizaje que afirma que las personas aprendemos debido a la interacción de tres componentes: factores personales, ambiente y conducta. Por tanto, Bandura sostiene que mediante modelos reales o simbólicos las personas tendemos a modificar nuestra conducta como resultado de la observación de dichos modelos. Si esas conductas que desarrollamos son reforzadas o suponen
en sí mismas un refuerzo positivo, entonces lo más frecuente es que se repitan; de lo contrario, lo más habitual es que se extingan.
Todo esto se traduce en que las personas aprendemos mediante observación e imitación, aunque la repetición o la extinción de las conductas dependerá, principalmente, de nuestras características personales, de la motivación que tengamos y de la repuesta social que hayamos recibido.
En el mundo solamente el 30% de las personas que se dedican a la ciencia son mujeres y esto tiene mucho que ver, por un lado, con el escaso refuerzo social que las mujeres recibimos al interesarnos por la ciencia y la tecnología como si eso no perteneciese a nuestro género y, por otro lado, con la ausencia de referentes o más bien, con la falta de visibilidad y reconocimiento de las científicas.
Las personas necesitamos referentes, mejor dicho, como forma de activismo lingüístico, necesitamos referentas más allá de Marie Curie. Necesitamos ver a mujeres científicas, necesitamos conocer qué hacen, cómo han llegado ahí y necesitamos sentirnos identificadas con ellas.
En el mes en el que se celebra el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia tenemos que ser conscientes de que carecer de referentas impide que se adquieran ciertos modelos de aprendizaje limitando el proceso de socialización en igualdad, la configuración de la personalidad y la elección de un futuro profesional, creativo, participativo y público de niñas y mujeres.