Isabel Valdés estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado como redactora y al frente de varios proyectos en El País, donde en febrero de 2022 fue nombrada corresponsal de género, para hacer seguimiento a las informaciones relacionadas con violencias machistas y feminismo, pero también para incorporar la perspectiva de género en todas las secciones y temas del periódico y corregir los sesgos machistas que siguen presentes en las informaciones. Es también autora de obras como Un alegato contra todas las “manadas” (y sus cómplices) e integrante del movimiento Las Periodistas Paramos.
¿Qué función cumple la corresponsalía de género en la actualidad?
La corresponsalía de género es una figura que no está sólo para escribir, sino que ejerce una función de consultoría, edición y toma de decisiones dentro del propio periódico, no sólo en el ámbito del feminismo. En mi caso consiste en tratar los temas de feminismo en general, pero se ocupa también de ayudar al resto de secciones a incorporar una perspectiva feminista. Mi objetivo desde la corresponsalía es que llegue el momento en el que no haga falta.
El País fue uno de los primeros medios de comunicación en introducir la perspectiva de género en su información. ¿Fue una iniciativa de la redacción o de la dirección?
El País tiene una trayectoria histórica en cuanto a perspectiva feminista y también de contenidos especializados como puede ser el tratamiento de la violencia machista. Hay un hito dentro del periódico que fue la elaboración de la primera lista de asesinadas por violencia machista realizada antes de que hubiera cifras oficiales. A partir del caso de la Manada y todo el boom feminista entre 2016 y 2018, el periódico decide crear la corresponsalía de género, por una parte, por presión interna de las redactoras y también por una presión externa, la sociedad demandaba que algo así existiera.
¿Por qué es necesaria la perspectiva de género en los medios de comunicación?
Venimos de siglos de mirada patriarcal y siguen existiendo infinidad de estereotipos e ideas que los medios de comunicación tienen que esforzarse en corregir. La mirada feminista lo que hace es corregir el sesgo de la historia y aporta a la información todo el contexto para entender de dónde venimos y dónde estamos. En la información con perspectiva de género también hay mucha pedagogía.
Esta perspectiva se compone de varios ejes, uno de ellos es la paridad en las fuentes informativas. ¿Cómo trabajar este tema? Y también, ¿cómo exigir que en áreas específicas como puede ser la violencia de género, no opine cualquiera, como estamos viendo en algunas tertulias de radio y televisión?
Es un tema complicado. Primero, hay que salir de la inercia y encontrar mujeres para hablar de todos los temas, que por supuesto las hay. Además, las mujeres son mucho más dadas a decir que no, porque consideran que no tienen suficiente conocimiento sobre el tema, hay una cierta prudencia. Otro problema es que, depende de la hora a la que llames, la disponibilidad de esas fuentes femeninas puede disminuir, porque no solamente están haciendo el trabajo profesional, sino que normalmente son las que se ocupan de los cuidados. Aunque todo esto ha mejorado, todavía contactar con una fuente mujer requiere un esfuerzo que hay que querer hacer.
En el tema específico de las violencias machistas y de la violencia sexual, si se abordan con gente que no tiene la suficiente formación y conocimiento, se está banalizando y restando toda la carga contextual, histórica y social, que tiene.
«Es muy importante contextualizar la violencia machista y en especial la violencia sexual. Erradicar la violencia pasa por comprender por qué se produce, analizarla y exponerla con todo el conocimiento que tenemos hasta ahora»
Con respecto al tratamiento de la violencia de género en los medios, ¿cómo debe hacerse? ¿cuáles son sus líneas rojas?
Creo que en todos los medios de comunicación debería haber alguien especializado en estos temas, igual que tenemos a gente especializada en tenis, bolsa, o política parlamentaria. Es muy importante contextualizar la violencia machista y en especial la violencia sexual. Erradicar la violencia pasa por comprender por qué se produce, analizarla y exponerla con todo el conocimiento que tenemos hasta ahora.
Nosotros tenemos esas líneas rojas recogidas en nuestro libro de estilo, que es nuestra pequeña Constitución. También contamos con una pequeña guía y una plantilla para elaborar las informaciones sobre los asesinatos relacionados con violencia machista, para evitar cosas tan sangrantes como hablar de “muere” una mujer cuando es asesinada, entre otras cosas.
Parece que, en periodismo, hay especialización en temas como la cultura, el deporte e incluso la parapsicología, pero pocas veces en el tema de igualdad…
Bueno, eso forma parte de las tareas de la corresponsalía y también tiene que haber un interés por parte de los y las profesionales. Y luego, además de la decisión de las reacciones, en algún momento tendrá que haber una decisión vertical, es decir, se necesita también de un compromiso editorial.
Una tarea importante del feminismo y de su aplicación al periodismo, es la transformación de la agenda mediática, esa que nos dice qué es importante. ¿Qué tema le gustaría incorporar en la agenda mediática que aún se quede fuera o aparezca de modo residual?
Algo que creo que está totalmente invisibilizado es la cuestión de poner el foco en ellos. Debemos empezar a hacer reportajes que tengan que ver con los hombres, con los adolescentes, creo que sería importante que toda la sociedad entendiera que el feminismo no nos hace la vida mejor sólo a nosotras, sino a todo el mundo y que ellos están perdiendo muchas cosas por estar inmersos en esa estructura patriarcal.
Sabemos que todas las comunicadoras, especialmente las que están más expuestas por el cargo que ocupan, se enfrentan a problemas y a hostigamiento. ¿Es así? ¿Cómo lo afronta?
A mí me protege mucho la cabecera de El País y no estoy excesivamente expuesta porque no salgo en la televisión. Aun así, llegan insultos, amenazas, pero lo llevo bastante bien, aprendí a bloquear de manera bastante automática a quien me agrede verbalmente. Es cierto que, por ejemplo, con el caso de la Manada, sentí miedo un par de veces, y que estas agresiones son muy importantes, generan problemas de ansiedad que pueden llegar a cronificarse y a convertirse en problemas de salud mental.
¿Cómo debe actuar un medio de comunicación ante voces que cuestionan principios como el feminismo y la mera existencia de la violencia machista?
Creo que el hecho de trabajar esos temas desde una perspectiva feminista ya está contrarrestando el discurso del negacionismo, pero también a veces tenemos que intentar ir más allá y explicar por qué está ocurriendo eso. Hay que recordar siempre que a cada paso grande que ha dado el feminismo ha habido una reacción natural de ese grupo que, de alguna manera, se siente amenazado.
El boletín semanal para suscriptores y suscriptoras tiene un tono muy cercano y hace partícipe de inquietudes propias. ¿De dónde salen los temas y qué significa compartirlos con la gente que los lee?
Los temas surgen “rumiando”, viendo la tele, hablando con amigas, por un WhatsApp, … o dándome cuenta de que una cosa que llevo pensando meses es compartida. Al principio me daba mucho miedo porque no sabía ni qué tono debía tener, ni qué iba a contar, ni cómo hacerlo. Me apetecía mucho hacer algo cercano, salirme del marco puramente informativo y tener el feedback de la gente. Todas las semanas recibo decenas de correos de mujeres (y también hombres) que me piden que hable de tal tema, que han aprendido lo otro, que se cuestionan el patriarcado…