La igualdad, muchas veces lo hemos dicho, no se construye a coste cero ni con voluntariado. Las personas que escriben, imparten docencia, asesoran, elaboran materiales didácticos, investigan, y realizan un sinfín de actividades que permiten que nuestra sociedad se transforme, se han formado para ello y deben tener reconocimiento social y también económico, como corresponde a las titulaciones que ostentan.
Deconstruir el voluntarismo del trabajo por la igualdad es esencial para que los estudios feministas y de género ocupen el lugar que por derecho les corresponde.
Reconocimiento social y reconocimiento económico precisan también las actividades que habitualmente han sido realizadas por mujeres, mal remuneradas en la mayoría de los casos hasta ahora. Insistimos mucho en nuestra revista en el empoderamiento económico de las mujeres y también en el valor que se debe dar al cuidado, valor también económico y social. No es posible seguir manteniendo un lenguaje ofensivo de “no trabajo” para quien se ocupa diariamente de todas las tareas en el ámbito doméstico, y ahora, cuando llegan los periodos vacacionales. se convierten para muchas mujeres en jornadas interminables de atención a todos los miembros de la familia mientras el resto disfruta.
Por otro lado, y siguiendo con cuestiones económicas —las mujeres debemos perder el pudor a hablar de dinero— va llegando el momento de una transformación de los imaginarios laborales. Si hasta hace muy poco se valoraba a quien trabajaba 14 horas diarias fuera del hogar —generalmente hombre— y apenas compartía espacios familiares y mucho menos de cuidados —si las mujeres trabajaban 24 horas en cuidados no recibía elogios—, hoy en día, afortunadamente, ni mujeres ni muchos hombres aceptan esos modelos laborales.
La vida empieza a ser importante y a ocupar el lugar prioritario para la mayoría de las personas, el concepto “trabajar para vivir” se impone. Si cambian los modelos habrá muchas más mujeres que se incorporen a las ingenierías, a los puestos de dirección y hasta a la política. Horarios racionales, tiempos para la vida, son posibles en todas las profesiones, y ello aumentará, además, la productividad porque el bienestar emocional favorece la productividad y un mejor ambiente laboral, además favorece la igualdad.