Fotografía: Tania Tena Pérez
Garbiñe Muguruza no necesita presentación, pero por si acaso: siete torneos de la Women´s Tennis Association (WTA), dos Grand Slam (Roland Garros en 2016 y Wimbeldon en 2017), número uno del mundo, “Jugadora del Año” en los Premios WTA de la International Tennis Federation (ITF) y nominada a “Deportista del Año” en 2018 en los Premios Laureus World Sport. Guau. Y doble Guau. Yo me quedo muerta solo de leer este palmarés.
Bueno, a lo que íbamos. Resulta que Muguruza, que confirmó su retirada del tenis a comienzos de este año, asistía esta semana a la gala de los Premios Laureus World Sports, más conocidos como los Oscar del deporte. Os podéis imaginar la situación: photocall, cámaras, micros y acción. La ya extenista se encontraba hablando con los medios cuándo se le preguntó sobre las críticas a su cambio físico. Increíble pero cierto, hay periodistas que siguen sin aprender la lección. Anda que no podrá hablar Muguruza de cosas en la vida en general y en el deporte en particular como para que las preguntas y los titulares se centren en su físico.
Ante este panorama, Muguruza, muy, pero que muy, educadamente bajo mi opinión, contestó:
“Oye, si no entreno, ¿qué voy a hacer? Yo quiero vivir la vida, quiero disfrutar, el régimen de entrenamiento es extremadamente duro la verdad, entonces cuando uno vive más la vida y te relajas, quieres disfrutar de ella, ¿no? Y ese físico de atleta olímpica, ya sabemos todas que… A ver, vamos a ser claras. Lo importante es mantenerse sana y en forma y disfrutar de la vida”. Declaraciones a las que acompañaba un lenguaje corporal relativamente tranquilo y una gran sonrisa en la boca. Desde aquí me declaro fan de su capacidad de contención, desde luego mi respuesta no habría sido tan gentil.
Esta situación no es la primera, ni la segunda, ni la vigesimotercera por diez millones que sucede. Y sino, recordad lo que pasó con la actriz Berta Vázquez en la gala de los Goya de 2023. En todos los casos, el mensaje subliminal está claro: da igual lo que hagas o consigas, si eres mujer tu físico va seguir definiéndote.
Aquí las principales red flags detectadas: primero, en un país que está volviendo a la moda de los años 90, en la que el canon de belleza era la extrema delgadez y que supuso generaciones de niñas y adolescentes obsesionadas con su cuerpo que crecieron sintiéndose gordas (con todas las connotaciones negativas que se atribuían a esa palabra), está mal, está muy mal éticamente que los medios de comunicación sigan siendo plataformas de estos contenidos. Que, además, son completamente irrelevantes.
Segundo, se pone en un aprieto a las profesionales y se analiza con lupa su reacción ante estas preguntas. Y en ese momento tan crítico e incómodo, sus declaraciones pueden llegar a ser criticadas, controvertidas o mal recibidas. En el caso que nos ocupa, y si yo fuera una deportista profesional, me interpelaría mucho el discurso: “régimen de entrenamiento verdaderamente duro VS. disfrutar de la vida” o “cuerpo atlético en ese régimen VS. la sociedad ya no me percibe igual porque ha cambiado mi físico al dejar de entrenarme”. Y no me gustaría nada tener que lidiar con eso.
Tercero, qué ingrata es la prensa y la vida misma con las trayectorias profesionales y los logros de las mujeres. Somos y estamos en sociedades articuladas por un patriarcado de consentimiento que todo lo visten de igualdad pero que no han modificado su estructura. Me tienen frita, enfadada y también desconcertada.
Y cuarto, y más importante, es que no nos incumbe. Sean o no personajes públicos, no tenemos nada que aportar, opinar o comentar sobre el físico de nadie, haya experimentado o no un cambio. Sin embargo, esto parece ser aún una misión imposible. Es por eso que, ante estas red flags, apuesto por el mantra: sorry, pero nadie ha preguntado tu opinión.