Fotografía: Portada del libro Historia de las matronas en España (2022) de Dolores Ruíz-Berdún
Etimológicamente, el término matrona surge del latín ‘mater’ que, a su vez, deriva de ‘matrix’ y que hacer referencia a lo relativo o perteneciente a la madre.
Son muchos los nombres que han recibido las mujeres encargadas de acompañar y asistir a otras mujeres en el parto: obstetrix, mayeútica o mayeuta, partera, comadre, madrina, comadrona, matrona, madre de dolores, ama de parir, profesora de partos… y, por supuesto, matrona. Todas ellas son denominaciones que se han utilizado y, muchas de ellas aún se utilizan, para nombrar una profesión con una historia tan larga como la de la Humanidad.
Hay referencias a las matronas en todas las culturas y en todos los momentos históricos. Podría decirse que el de matrona es uno de los primeros oficios especializados que surgen en todas las sociedades y que hasta bien entrado el siglo XVII, fue exclusivamente desempeñado por mujeres. Comúnmente, la práctica de la obstetricia o matronería se transmitía como un saber empírico de madres a hijas o, en general, de mujeres a mujeres. Los hombres no sólo no tenían cabida en el oficio, sino que, hasta ese momento, tenían prohibido por ley, por religión o por cultura, tener relación con los partos, las menstruaciones y otros aspectos relativos a la salud sexual y reproductiva de las mujeres; lo cual les permitía a ellas disponer de cierto poder para decidir sobre sus propios cuerpos.
Entre las funciones documentadas de las matronas estaban la de acompañar y atender a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, la de tratar enfermedades ginecológicas, la de inducir o evitar abortos, la de dar fe del alumbramiento para asegurar las herencias y evitar engaños, la de enseñar a futuras matronas e, incluso, la de impartir bautismo de urgencia.
El parto era para las mujeres un lugar privado de reunión, intercambio y confidencias, y el patriarcado no tardó en darse cuenta de la amenaza que esto suponía para su continuidad. Es por ello que, a partir del siglo XVII, los encuentros en torno a las prácticas de la matrona, comenzaron a ser visto con desconfianza al ser espacios donde los poderes masculinos, incluyendo la iglesia, no podían estar presentes. Desde ese momento, muchas matronasfueron acusadas de subversión a la moral cristiana y de solidarizarse con otras mujeres para aliviar el dolor que por mandato divino debían sufrir. Incluso muchas de ellas fueron sospechosas de aplicar brujería en su oficio y de hacer pactos con el diablo. De esta forma, las matronas pasaron de ser figuras de referencia a ser objeto de persecución, tortura y asesinato.
Lo cierto es que estas mujeres poseían conocimientos sobre medicina y botánica, desarrollaban un oficio especializado a cambio del cual recibían un salario y podían tomar decisiones sin estar supeditadas a un varón y todo eso les otorgaba poder.
Resulta fundamental recuperar la historia y el papel que desempeñaron muchas mujeres corrientes, sin cuya aportación intelectual y humana, la vida poco tendría que ver con cómo la conocemos a día de hoy.