¿Qué es este concepto y por qué no se conoce aún? Lo explicamos:
La manosfera toma de la película Matrix la metáfora de la píldora roja y la píldora azul (aquí la escena) para crear una filosofía propia: tomarse la píldora roja, convertirse en un redpiller es, básicamente, “despertar de una pesadilla feminista”, conocer la verdad del mundo. Esa supuesta verdad es que el sistema, por diversas razones, está estructuralmente privilegiado para las mujeres y que los hombres se han convertido en las auténticas víctimas de un mundo amañado. La manosfera guarda relación con el ascenso de la extrema derecha, y con datos como los de la última encuesta del CIS sobre la percepción de igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género, que dice que el 44,1% de los hombres cree que se ha llegado demasiado lejos en la promoción de la igualdad de género. El discurso base es que se ha dado la vuelta a la tortilla y ahora las mujeres tienen más ventajas que los hombres.
Toda esta narrativa ofrece a los varones jóvenes y a los no tan jóvenes una razón inmovilista para afianzar prácticas patriarcales como reacción a la llamada crisis de la masculinidad y como respuesta a una feminidad que ha cambiado mucho, en muy poco, gracias al feminismo. A partir de este punto de partida, la contestación a cómo enfrentarse a ese mundo que, según la manosfera, oprime a los hombres por el hecho de ser hombres, se articulará en diferentes estrategias en función del camino y la subcultura en la que se adentre cada sujeto. La manosfera solo es un gran espacio; el cómo se habita está muy ramificado para dar cabida a todo hombre que quiera entrar a participar, opinar o simplemente a leer y escuchar.
¿De verdad existe esto? Serán cuatro chalados, ¿no? ¿Y qué subculturas hay?
Los PUA (pick up artists o gurús de la seducción) son la subcultura manosférica que promueve, a partir de sus vídeos en Youtube y en blogs, consejos, tips o hábitos para seducir y ligar con mujeres. A priori parece inofensivo pero sus consejos se sustentan, básicamente, en la manipulación, el chantaje y minar la autoestima de las mujeres para conseguir tener sexo con ellas. Sus vídeos son fáciles de encontrar poniendo en el buscador de Youtube palabras como seducción o ligar y aunque parece inocuo, sus tácticas, llenas de clichés, estereotipos y misoginia, acumulan millones y millones de visualizaciones y suscriptores. Los PUAs, una vez tomada la píldora roja, responden a este sistema injusto para ellos jugando al juego de la seducción: despliegan toda una serie de tácticas para trampear esa estructura considerada ginocéntrica y así poder tener sexo. Asusta ver la de millones de visualizaciones que tienen los vídeos de los gurús solo en España y la de adeptos que están consiguiendo en su siguiente fase, la de los campamentos de hombres para recuperar la esencia masculina. Vídeos como “5 hábitos de un verdadero caballero que derriten a las mujeres” con 9,7 millones de visualizaciones, “¿cómo jugar con las emociones de las mujeres?” con 87K visualizaciones o “cómo hacer que una mujer te busque: 5 pasos para atraer a las chicas sin hacer nada”, con 4,7 millones de visualizaciones, nos alertan de la peligrosa extensión de su misoginia.
Tantos los PUA como otros subgrupos de la manosfera utilizan teorías pseudocientíficas para justificar sus actuaciones: la teoría de la hipergamia femenina, fundacional a prácticamente todas las subculturas, consiste en creer que las mujeres, por una cuestión biológica, buscan a hombres con mejores genes y mejor posición socioeconómica. Es decir, alimentan el mito de las mujeres como naturalmente trepas y de los hombres como seres cuya sexualidad es irrefrenable, prácticamente un derecho natural que se les debe, algo que tienen que saciar. Así, usan también el Principio de Pareto y lo trasladan a las relaciones sexuales: según ellos, el 20% de los hombres (a los que denominan Chads) se quedan con el 80% de las relaciones sexuales.
Ridículo, ¿verdad? Parece una broma, algo que leído así podríamos considerar friki, irrelevante. Como decíamos en el anterior artículo, la violencia digital no es irreal y el peligro de la manosfera está aumentando a pasos agigantados como nueva resistencia machista invisible.
El entorno digital permite entrar en grupos cuya opinión es igual que la tuya, sin que nadie te rechiste, te confronte. La retroalimentación del victimismo, de la frustración (sexual, principalmente), de la soledad, de la ira contra las mujeres se acaba convirtiendo en un terrible mundo misógino, sombrío y lleno de odio. Un odio que actualmente ha encontrado un espacio público alineándose con los discursos de la extrema derecha y la derecha alternativa, desde cuyo altavoz se apela, principalmente, a las emociones surgidas alrededor del sentimiento de pérdida de privilegios.
Otra de las subculturas son los MGTOW (las siglas de Hombres Que Siguen Su Propio Camino, en inglés). Estos hombres consideran injusto el sistema, como los anteriores, pero responden de otra manera. Responden alejándose del mismo. Jugar al juego, como hacen los PUA, para ellos, es participar de alguna manera de la injusticia de género, por lo que su misión es seguir su camino solos, dejando de tener relaciones con mujeres e incluso en algunos casos apartándose de la -corrompida- sociedad en general para contribuir a la misma lo menos posible. Los MGTOW son célibes voluntarios, el autocontrol define su masculinidad.
Los Incels (célibes involuntarios) son el grupo más conocido de la manosfera y se trata de la subcultura más violenta. Los Incels se consideran incapaces de tener relaciones sexuales, aunque las deseen. Han articulado todo un lenguaje lleno de acrónimos y definiciones de diferentes tipos de mujeres y hombres, a las y los que clasifican únicamente en función del físico, mediante el cual tienen más o menos relaciones sexuales. Chads, Stacys, Beckys… y en el escalafón más bajo, ellos mismos. Consideran que las mujeres no quieren tener sexo con ellos por hipérgamas y responden a esto con frustración, miedo, ira, soledad y, en ocasiones, con violencia. Los incels utilizan dos estrategias para hacer frente a esto: la primera es cambiar su físico, ya que consideran que las sociedades son inevitablemente lookistas (aspectistas) y, por tanto, cambiarse la cara o el cuerpo para adaptarse a una masculinidad más alfa les garantizaría más éxito sexual. La segunda estrategia es tomarse la píldora negra, último sótano al que bajar en el que, desde un sentimiento nihilista, no tienen nada que hacer porque ninguna mujer querrá con ellos. Detrás de la frustración Incel hay ataques terroristas que han dejado multitud de personas asesinadas.
Uno de los grandes nexos comunes entre subculturas tiene que ver con las relaciones sexuales, con la frustración sexual. Esto es así porque si la cuarta ola feminista es la denuncia de la violencia sexual contra las mujeres y se está comenzando a denunciar (como hizo el movimiento MeToo) y a atender desde las políticas públicas, la contra-ola, la resistencia patriarcal, el antifeminismo, está respondiendo a esa demanda. Los memes, las frases reiterativas tipo “vamos a necesitar un contrato para follar”, “ya no se puede hacer nada”, “ahora hay que tener cuidado o acabas en la cárcel”, justifican la visión de las políticas feministas de esta cuarta ola ya no como innecesarias, sino como contrarias a la igualdad, misándricas y, por tanto, contrarias a los hombres, que pueden utilizar la manosfera como salida. Conocer el nuevo entorno en el que se desenvuelve hoy la misoginia virtual se vuelve imprescindible. Recomendamos esta investigación del Centro Reina Sofía para estudiarla en profundidad.