Cuando hablamos de “Cuidados”, más en un día enmarcado en el 18 de Diciembre día Internacional de los Movimientos Migratorios, creemos que tenemos claro qué es cuidar, pero nos quedamos ahí, nos olvidamos de quién cuida y confundimos, cuidado, limpieza, tareas del hogar TRABAJO DIGNO.
Por tanto, es importante entonces hablar de las personas que trabajan en el empleo del hogar y los Cuidados, el 99.8% mujeres y el 99% mujeres migrantes que trabajan en el sector del hogar y los cuidados que se enfrentan especialmente a situaciones en las que se vulneran sus derechos. Es un colectivo que sufre condiciones laborales precarias, problemas de salud, violencia y discriminación.
Según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, el 38% de las trabajadoras del hogar y cuidadoras trabajan más de 60 horas semanales y el 47% cobra menos del salario mínimo interprofesional. Además, el 78% ha tenido problemas de salud a causa de su trabajo y el 57% ha sido objeto de violencia verbal, psicológica o un trato injusto o degradante.
Se dice que ya está todo solucionado para las empleadas domésticas o trabajadoras del hogar y cuidadoras, como nosotras preferimos ser nombradas, porque hace un año el Gobierno de turno ratificó el Convenio 189de la OIT y porque a la vez se ha reconocido el derecho a la prestación por desempleo (más conocido como paro). Pero es importante recalcar que nos llegó con 12 años de retraso y encima se supone que deberíamos estar más que agradecidas, cuando bien sabemos todas las organizaciones de Trabajadoras del Hogar y Cuidadoras (TT.HH.CC.) a nivel nacional, que ésta mejora se ha hecho gracias a que la compañera Mariana de nuestra comunidad gallega, denunció su vulneración de derechos y logró conseguir una sentencia firme, por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Entidad que ha declarado: que el Estado español, discrimina a este sector laboral por género.
A pesar de estos “grandes avances”, nuestro sector laboral continúa siendo discriminado por género, ya que más del 98,2% de las personas que trabajamos en este sector somos mujeres. Discriminado por clase social: porque antes de nosotras (las migradas), estaban las mujeres autóctonas empobrecidas, venidas de los pueblos y porque a día de hoy ‘1 de cada tres TT.HH.CC, vive bajo el umbral de la pobreza y 1 de cada 6 en pobreza extrema‘. Discriminado por origen: Ya que desde finales de los 90, más del 60% de las TT.HH.CC., somos ciudadanas migradas, venidas de países empobrecidos y en su gran mayoría lo ejercen en régimen de pernocta, más conocido como interna.
“La situación actual de las TT.HH.CC, es la siguiente: el 38% trabaja más de 60h. semanales; el 37% no tiene contrato escrito; el 47% cobra menos del SMI; el 57% ha sido objeto de violencia verbal, psicológica, o trato injusto, discriminatorio o degradante en su trabajo; el 78% ha tenido problemas de salud a causa de su trabajo y el 37% ha ido a trabajar estando enferma.
Visibilizar y porque no, denunciar que todas estas injusticias se siguen cometiendo bajo la complicidad de quienes han acordado en el Real Decreto 1620 de 2011 (por el que se regula la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar), donde se permite que en este sector se pueda pernoctar en el lugar de trabajo y que se trabaje un máximo de 60h. semanales para un total de 2.880h. al año.
Estas injusticias, también ocurren bajo la complicidad necesaria de la excluyente, elitista y discriminatoria Ley de Extranjería, donde se determina que toda ciudadana en situación administrativa irregular, pague la “condena de al menos 3 años de empadronamiento, para poder acceder a un contrato de trabajo escrito“.
Es justo reconocer al empleo del hogar y los cuidados como un trabajo digno y esencial y las mujeres que cuidamos y sostenemos la vida, ciudadanas de plenos derechos para este sector laboral tan digno, como cualquier otro.
Y no podemos olvidar la esclavitud a la que se nos somete, cuando nos vemos obligadas a trabajar en el régimen de interna, donde se nos vulnera el derecho a transitar libremente, a conciliar la vida laboral con la vida familiar, se nos vulnera el derecho a la sexualidad, a escoger el lugar de residencia, a la formación académica, a la participación social, al ocio, a la intimidad, a un trato digno y respetuoso.
¡No estamos todas faltan las internas!
Migrar es un derecho y no podemos ser condenadas por ello y aunque nos veamos obligadas a ejercer como trabajadoras del hogar o cuidadoras, lo hacemos desde la ética, la profesionalidad y la dignidad, conociendo nuestros deberes y a la vez reivindicando nuestros derechos laborales y para ello contamos con grandes aliadas, autóctonas y migradas, porque sabemos que:
Unidas Somos Fuertes, Tejidas, ¡Invencibles!