Por Carolina de Arana y Sara Garretas
Nos trasladamos a México, en sentido figurado, ojalá hubiéramos viajado hasta allí; para hablar con Michelle Rivera, reconocida periodista, conductora de radio y televisión, corresponsal nacional de Radio Fórmula en Sonora y Media MLC de EU, México. Rivera lucha cada día por conseguir un periodismo más libre y en ese trabajo diario no duda un segundo en mostrar la realidad de ser periodista y, además, mujer en un país donde la violencia está a la orden del día. Una conversación agradable donde hablamos temas tan reseñables como: informar correctamente sobre temas de violencia de género, el periodismo del presente y el futuro marcado por los intereses económicos y publicitarios, así como los retos y tipos de discriminación que ha tenido que sufrir nuestra entrevistada a la hora de desempeñar su trabajo.
Cuéntanos brevemente tu trayectoria profesional…
Tengo un poco más de 10 años de experiencia en el periodismo. Inicié como reportera, pero después me involucré en programas de opinión, en temas sociales y políticos. Soy migrante, vivía en Estados Unidos, porque mi papá se fue a trabajar para allá, pero un día tomé mi mochila, porque algo me pedía que me regresara a mi tierra. Ya instalada en México, mi primer trabajo fue en Radio Bemba, una radio comunitaria ubicada en Hermosillo, Sonora, donde comencé a cubrir lo que ocurrió en la guardería ABC (un incendio ocurrido en 2009 donde fallecieron 49 niños de entre cinco meses y cinco años de edad), manifestaciones en Hermosillo y temas relacionados. Aunque mi idea, antes de llegar a este punto en donde estoy, era hacer periodismo deportivo, porque me gustaba mucho el fútbol, pero al estar en México me di cuenta que la realidad es otra y que el trabajo en el que hay que enfocarse es otro. Eso me llevó hasta este punto donde estoy ahora. Pasé por diferentes etapas y, sin duda, durante estos años adquirí mucha madurez, pero viví diversos obstáculos, violencia e injusticias, por buscar trabajar y mantenerme en este gremio.
¿Cómo crees que hay que informar sobre violencia de género?
Siento que en México es muy difícil tomar conciencia sobre esto. Siento que se sigue fallando en las estrategias en mi país para combatir la violencia contra la mujer. Yo trabajo en uno de los estados con más altos crímenes de violencia, también de feminicidio y creo que el trabajo que nos toca hacer como periodistas es ser en primer lugar realistas, aceptar junto con las autoridades el diagnóstico, ser reales en los números y trabajarlos, no convertirnos en activistas porque nuestro papel es diferente, pero ser también muy responsables con el material que trabajamos y utilizamos y que sea parte de nuestra agenda, que forme parte de esos altos índices. Cuando digo directos me refiero a que para informar hay muchas restricciones, no desde lo legal sino desde la mente de muchas personas. Si yo digo: “abusaron sexualmente de una niña y la golpearon” es porque lo hicieron, pero vivimos en un país donde muchos no quieren ver la violencia machista, prefieren que les hables bonito, que les cubras las palabras, pero debemos ser directos, concretos, realistas, no tomar el papel de la autoridad, pero a la hora de informar sin tapujos, no estamos para cuidar el lenguaje, hay que ser contundentes, no activistas, pero sí exigentes a través de nuestro trabajo.
¿Cómo ves al periodismo en general?
Yo lo siento muy pegado a los intereses de grupos, de partidos políticos, porque los medios necesitan recursos y muchos pasaron de vivir de los comerciales a los grandes con convenios publicitarios. Entonces, llega un momento en el que cuando ofreces una cifra de, por ejemplo, feminicidios o de la violencia sexual contra niñas o niños, hay alguien a quien no le va a gustar. Por tanto, a veces nos convertimos en cómplices, por pretender tapar la información o traducirla en palabras bonitas para no hacer enojar a los grupos de poder o que nos quiten un convenio. Estamos en esa lucha. Estamos en un gremio complicado y es difícil hacer periodismo libre. Todavía hay mucho que hacer desde los medios de comunicación. Es complejo hacer cobertura de un tema, por lo que implica ser reales, dar números y hablar de las tragedias. Es algo que no le gusta a los gobiernos.
¿Cuáles son las piezas periodísticas que más te han interesado en trabajar?
Algo que marcó muchísimo y siento que fue un parteaguas de mi carrera fue el revelar la venta de niños desde el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias) en Sonora. La dificultad es que a veces hay personas que no están preparadas para esta exposición tan sensible, como trabajar en un DIF o en la procuraduría de la defensa de niñas y niños. Entonces, personas sin escrúpulos llegan a estos sitios encargados de las líneas de emergencia y cuando surgía una familia en una situación precaria o una mujer en una posición vulnerable con un bebé, venían las personas de la procuraduría y se llevaban a los niños a un hospital en un área neonatal o en un hospital infantil. Y, si aparecía una familia con dinero, los vendían.
Me tocó comprobar la venta de más de 10 niños, aunque seguramente salieron decenas desde Hermosillo, en una red gigante, con personas que trabajaban en el ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado), en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), que otorgaban el aviso de nacimiento a padres que compraban a los niños. Todos ellos eran cómplices entre el área neonatal y los hospitales del estado. Ahora, eso ha endurecido las reglas para dar a niños en adopción. Pero, a las mujeres no les dieron la oportunidad de recuperarse primero ellas y recobrar a sus hijos, porque utilizaban a la fuerza pública para no devolverlos. Hace 3 años me convertí en mamá y eso también me marcó para hacer el trabajo que hago, tomar más fuerza, encontrar mi posición y ponerme delante entre muchísimas cosas y entre aquellos hombres que todavía se resisten a involucrar a mujeres que quieren trabajar en esto.
¿Cuáles han sido los retos a los que te has enfrentado como periodista?
El conflicto que puedes generar con una noticia por intereses económicos, o en mi caso ser mamá, porque trabajo con el corazón y para conseguir un lugar mejor. Te conviertes en una periodista incómoda porque señalas hechos de inseguridad, corrupción y violencia, y te conviertes en una persona con el derecho de opinar sobre si las estrategias contra la violencia contra las mujeres están funcionando. Como mujer y como joven, es un obstáculo y cliché de inicio que también viví y que afortunadamente ya pasé topándome con gente que verdaderamente me valoraba por mi profesionalidad. No sé si tiene algo que ver con la madurez con la que llegas a este punto pero me tocó vivir todo lo que una mujer que hace periodismo puede vivir, lo viví, eso te hace madurar mucho.
“Si estuviéramos en igualdad de condiciones conseguiríamos una prensa más sólida, más constructiva y nuestros héroes y heroínas estarían ahí, en la calle reportando cada día lo que sucede”.
Ser periodista y además mujer en México es difícil, ¿has sufrido algún tipo de discriminación o amenaza a la hora de desempeñar tu trabajo?
He recibido amenazas de muerte, persecución, bullying en redes sociales y un hostigamiento muy fuerte. Se metían conmigo en lo personal. Al principio me afectaba, quería dejar de trabajar y salir a la calle. Pero, afortunadamente, fue un lapso muy corto, porque me rodeé de gente que me apoyaba. Pero, sí, el hostigamiento, las burlas, te pueden orillar a ese punto. Es justamente su objetivo, que no escribas, que no reveles, que no exhibas. Cuando eres periodista y eres mujer es heroico. Se meten con tu autoestima, tus hijos, tu reputación. Nos pegan el doble. Debemos estar muy reforzadas y saber que no somos lo que nos están diciendo y que hay que seguir trabajando. Algo estamos haciendo bien. Hacen falta más mujeres que cubran temas relacionados con seguridad o política. Entiendo que es difícil, porque es enfrentarse al poder y tienes mucho que perder. Lo entiendo porque soy mamá. Las mujeres no hemos dado ese paso todavía y hacen falta más en la batalla, haciendo periodismo para cambiar la realidad de algo, periodistas que investiguen y se sientan seguras.
Qué esperas del periodismo en el futuro
Conseguir ejercer un periodismo libre, pero hoy en día es imposible, porque quien quiere hacerlo necesita recursos y vive más violencia, amenazas y hostigamiento. Que haya equidad salarial para las mujeres y garantía de ejercer su trabajo con seguridad, ese sería el panorama ideal. Incluso ahora, hay muchas personas freelance que no les permite tener las mismas condiciones salariales ni laborales ni de seguridad, eso les hace también vulnerables o sumarnos a esas versiones interesadas que no son la realidad. Si estuviéramos en igualdad de condiciones conseguiríamos una prensa más sólida, más constructiva y nuestros héroes y heroínas estarían ahí, en la calle reportando cada día lo que sucede.