Este fin de semana (23 de septiembre) ha tenido lugar la segunda acción mundial de Mothers Rebellion, una organización creada hace pocos años en Suecia e impulsada, entre otras mujeres, por Sara Nilson Lööv, una psicóloga clínica, activista por el clima y también madre. En poco tiempo, el movimiento ha tomado fuerza en el mundo entero y hoy se han constituido redes de madres y mujeres cuidadoras en más de veinticinco países en el mundo.
El grupo de Madrid realizó una sentada en la Plaza de Aluche a mediodía, para dar visibilidad a uno de sus principios fundacionales: “Somos madres, padres, abuelas, tías, hermanas, hijas y aliadas en todo el mundo. Creemos en el poder de las madres y personas cuidadoras para exigir justicia climática”. Con esta acción se han unido a las movilizaciones internacionales que se han llevado a cabo entre los días 15 y el 23 muchos países del mundo con el objetivo de presionar a los gobiernos para que pongan fin al uso suicida de los combustibles fósiles.
El activismo climático es hoy una lucha titánica de muchos individuos, grupos y colectivos en el mundo entero en contra de un capitalismo depredador y un sistema productivo que los científicos están describiendo como letal para la vida futura. Pero poco se está haciendo desde la economía o la política para cambiar las dinámicas de producción y consumo en este sistema-mundo que sigue dejándose arrastrar por una ley equivocada que afirma que, si no crecemos, entramos en crisis. El problema es que a estas alturas llamamos riqueza a lo que no lo es. Hoy el lujo es vivir en entornos saludables, tener tiempo, vivir sin estrés, sin competitividad, y cuidar y que nos cuiden cuando lo necesitemos.
Y de esto van las movilizaciones que hunden sus raíces en el Ecofeminismo: de “poner la vida en el centro”, una máxima muy sencilla que después de siglos de capitalismo depredador hay que volver a recordar. Nacemos frágiles, no sobrevivimos si nadie nos cuida, seguimos existiendo porque nos cuidamos unos a otros… Por eso el espíritu de Mothers Rebellion es acompañar a la gente joven que está luchando en todo el mundo con gran energía en contra de la indiferencia de los poderosos frente a la crisis ecosocial que estamos viviendo. Son mujeres que apelan a un futuro posible para todos los seres humanos y el sistema ecológico, en favor de quienes habitamos el planeta, pero también de los que lo habitarán en un futuro próximo. Madres por el clima acompañan a la militancia climática más joven, y participan también otras organizaciones como XR. Rebelión o Extinción, Juventud por el Clima, Teachers for Future, etcétera.
Son mujeres que apelan a un futuro posible para todos los seres humanos y el sistema ecológico.
Como otros colectivos, trabajan para conseguir que las administraciones y los gobiernos tengan en cuenta al mundo científico, y se tomen en serio las propuestas ecofeministas que hablan de una transición en la que no se deje de lado a ninguna persona, pero tampoco a los animales y al sistema de vida en el planeta. Exigen que los gobiernos digan la verdad a la gente sobre los datos que dispone la ciencia sobre la crisis climática, que se tenga en cuenta las voces de la gente común, y que la transición sea justa para todos los pueblos de la tierra.