El punto de partida es sencillo: al igual que sucede en otros ámbitos, el deporte también se ha caracterizado por no ser inclusivo ni con las mujeres ni con la diversidad. Además, si profundizamos en la historia, podemos ver como desde el nacimiento del deporte moderno su práctica se ha identificado con las máximas del ser varón: fuerza, agilidad, resistencia, dureza, agresividad, etc. Esto ha puesto bastante más difícil el acceso de las mujeres al deporte, sobre todo de forma profesional, y ha supuesto un no reconocimiento de la diversidad dentro de su práctica.
El deporte se ha caracterizado por no ser inclusivo ni con las mujeres ni con la diversidad.
En estos tres episodios, Paloma del Río y David Guerrero analizan la situación actual en el país y para ello cuentan con la experiencia y visión de deportistas profesionales como Gema Hassen-Bey, en esgrima; Patricia Curbelo, Patricia González Mota “Peque” o Alba Palacios, futbolistas; Marc Tur, marcha atlética; Pau Ribes, natación artística o Sara Peláez, árbitra de Baloncesto profesional.
No es baladí que se decidiera empezar hablando de fútbol, sin duda el deporte más masivo, para centrarse después en los juegos olímpicos y regresar a los orígenes a través del deporte base. El programa puso en la parrilla el miedo, la inseguridad o las repercusiones de los y las deportistas a mostrar públicamente su orientación sexual en unas sociedades que se definen como progresistas pero que aún son bien homófobas. A los hechos podemos remitirnos y es que se pueden contar con los dedos de las manos los deportistas, especialmente los futbolistas, que muestran públicamente su homosexualidad en este país. Digo “los” en masculino porque en el caso de las mujeres, como exponían varias de las deportistas profesionales en sus testimonios, la situación es muy diferente: a ellas se las cuestiona simplemente por hacer deporte, por ocupar un espacio que “socialmente no es el suyo”. Además, exponían que, cuando hacen pública su orientación sexual y se muestran como mujeres lesbianas, no sorprende tanto y es que son estos mismos estereotipos de género los que “validan” que una mujer deportista profesional sea lesbiana porque sigue en el imaginario equiparar a una mujer que hace deporte con “una marimacho” y, a su vez, a “una marimacho” con una mujer lesbiana.
¿Qué tenemos aquí? Estereotipos que sostienen que a un deportista se le llame “maricón” como insulto recurrente, independientemente de su orientación sexual, que a las deportistas se las sitúe como poco femeninas, como “marimachos” y, por tanto, como mujeres lesbianas. Estereotipos que mantienen que todavía el deporte se considere para varones, a excepción de alguna disciplina más “femenina” que, entonces, se identifica como deporte para mujeres. Y que, como aún seguimos dividiendo el mundo dentro de dos dicotomías sexo genéricas, no se estén abordando en profundidad debates como la competición de las personas transexuales, intersexuales, no binarias, etc. Es el rechazo de todo lo “no-varón” y el rechazo a admitir que la sociedad ya es diversa.
La nueva Ley del Deporte de 2022 propone sanciones para poner fin a las discriminaciones contra el colectivo LGTBI. Sabemos que sólo con sanciones no se erradica la conducta, pero por lo menos esperamos que estos cambios no se queden únicamente en el papel.
Podéis ver los episodios aquí: ‘Ya no quiero esconderme’, estreno el 21 de junio (rtve.es)