Yo, sin embargo, soy fiel consumidora de las series españolas de televisión, especialmente de las de periodicidad diaria y concretamente de las que emiten/producen en RTVE. Y es que, a lo largo de los últimos años, bajo mi punto de vista, se han hecho muy buenas ficciones en este formato con las que, además, he aprendido muchísimo.
En esa línea, llevaba tiempo queriendo escribir un culturizARTE sobre una de estas producciones y, aprovechando el estreno de su tercera temporada, he visto clara la oportunidad. Me refiero a la ficción 4 Estrellas que comenzó su emisión el 23 de abril de 2023 en la 1, la 2, Clan y por supuesto en RTVE Play, en horario de acces-prime time, compartiendo espacio televisivo con El Hormiguero o El Intermedio, entre otros.
Desde su estreno, se ha emitido una primera temporada de 127 capítulos, que alcanzó una audiencia de 1.062.000 y una cuota de 8,4% y una segunda temporada de 65 capítulos, con una audiencia de 99.800 y una cuota de 7,4%. Este mes de mayo ha comenzado su tercera temporada que, como ya se ha publicado, será la última.
Su argumento parte de un típico-tópico que se presenta en forma de comedia costumbrista. Una familia gestiona un Hotel que acaba de conseguir su 4ª Estrella en un pueblo cercano a Madrid, el padre “muere” y aparece en la trama una hija “ilegítima” que regresa al pueblo. A partir de ahí, diferentes tramas empiezan a desarrollarse: la integración de la hija en la familia y gestión hotelera, líos amorosos pasados y actuales, problemas económicos, problemas familiares y la cotidianidad de la vida en un pueblo pequeño.
Tras esta idea original se encuentran Daniel Écija, Ángel Turlán y Borja González Santaolalla, así como un amplio equipo de dirección, producción, guion, casting, cámaras, fotografía, vestuario, decoración, maquillaje, peluquería… y las caras más visibles: un elenco de actrices y actores muy conocidas/os en la ficción televisiva española combinado con personajes más nóveles. Pero, si algo considero que destaca potencialmente en esta serie son los enfoques y las perspectivas que presenta en sus temáticas, bastante disruptivas para el formato. No es el qué, es el cómo.
Y es que hay que ponerse en situación: horario relajado de cena o pos cena, familias (en su amplia diversidad) sentadas en el salón viendo la tele y esperando entretenimiento y distracción, mientras 4 Estrellas, en un formato que cumple perfectamente con las características de la narrativa audiovisual (el check de lo hasta ahora se ha considerado imprescindiblemente televisivo), no para de abrir melones.
Y aquí comienza lo verdaderamente interesante. La aproximación a esos melones, o a esos cuestionamientos de lo socialmente identificado e integrado como lo normativo, está cargada de un gran enfoque pedagógico. Que no digo yo que esa sea la intencionalidad, pero la realidad es que se trata de una serie que en muchas ocasiones resulta altamente pedagógica. Y es ahí donde se encuentran sus virtudes: cómo se abordan las diferentes temáticas, en qué franja horaria y que público las consume e interioriza.
La serie interpela. Diversidad LGTBIQ+, integración de la diversidad en la vida cotidiana normativa y cuestionamiento de la estructura, deconstrucción de masculinidades hegemónicas, sus resistencias y, también, bienestar con los cambios integrados, construcción de familias no tradicionales, procesos de duda, procesos de duelo, la importancia de la terapia psicológica, el apoyo familiar alejándose de los prejuicios sociales adquiridos, escucha activa, educación sexo-afectiva a adolescentes, sexualidad en personas adultas-mayores, la resolución de conflictos así como muestras de cariño y cuidados.
Ahí es nada para un acces-prime time que, aunque obviamente también sigue manteniendo grandes clichés normativos, genera un gran contraste con su compañero de horario El Hormiguero. Yo me imagino a más de unx atragantándose con la galleta, a más de otrx interesado con lo que cuentan y a unxs cuantxs replanteándose sus comportamientos.