Imagen: Laura Acacio IG @lala.pengyou
México
Llamó la atención la presencia de niños y niñas, como una forma de demanda para que las infancias tengan un futuro libre de violencia. Entre los y las contingentes que se posicionaron en distintos puntos tanto de la Ciudad de México como en diversos estados de la República Mexicana, y que sumaron grandes multitudes, se distinguió la asistencia de madres, abuelas, amigas, artistas, estudiantes, mujeres indígenas y colectivos feministas, de búsqueda y de derechos humanos, entre otros, cuyos cantos y gritos resonaron por las calles y vibraron sororos: “Mujer, escucha, esta es tu lucha”, “Queremos ser libres, porque valientes ya somos”, “Vivas nos queremos” o “Se va a caer, se va a caer, el patriarcado va a caer”.
“Las cifras oficiales contabilizan que tan solo en la CDMX marchamos alrededor de 180,000 mujeres, la manifestación más concurrida en los últimos años, que en efecto retrata el hastío que sentimos las morras en un país en donde se nos sigue arrebatando el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo”, afirma Laura Acacio, una de las asistentes a la marcha, especializada en temas de investigación política y coyuntura internacional.
Las mujeres sufren acoso en el trabajo, en la escuela, en la calle, padecen la tardanza y la falta de interés de las autoridades para que las víctimas obtengan justicia, viven las deficientes oportunidades laborales o la desigualdad salarial, son brutalmente violentadas, desaparecidas, amenazadas, pero las voces de unas se convierten en las de aquellas que ya no pueden gritar.
La marcha también contó con la presencia de hombres quienes se manifestaron junto a ellas, para apoyarlas, para gritar por justicia por sus hijas y por todas las mujeres. Así como José Luis Castillo, padre de Esmeralda, una mujer que desapareció en el 2009 en Ciudad Juárez. José Luis asistió a la marcha, nuevamente, recibiendo el apoyo de las asistentes. Denunció, además, que desde el 2023 el gobierno de México borró el registro de la desaparición de su hija, como muchos otros casos, esto luego del ajuste que realizó el gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no localizadas (RNPDNO), una herramienta prevista en la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometidas por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
El nuevo ‘censo’ registró poco más de 12 mil personas desaparecidas y no las más de 110 mil que anteriormente estaban confirmadas. “En el 2023 las autoridades la quieren volver a desaparecer borrándola de las listas, a ella y a miles y miles de mujeres y hombres desaparecidos. Los quieren volver a desaparecer borrándolas de las listas, pero gracias a ustedes, esto no lo vamos a permitir”, afirmó el padre de Esmeralda durante la marcha. “Nuevamente, nos volvimos a manifestar las feministas para gritarle al mundo que el sistema cisheteropatriarcal lleva cientos de años aniquilando y despojando a todo lo que salga de esta definición”, cierra Laura.
Latinoamérica
En Chile colectivos feministas, familias y mujeres de distintos sitios salieron a las calles para exigir la erradicación de la violencia machista, el acceso al aborto legal y seguro, la igualdad ante la brecha salarial entre hombres y mujeres y la justicia para sentenciar los casos de feminicidios, entre muchas otras demandas. Según datos de la Fiscalía Nacional y del Ministerio de la Mujer, tan solo en 2023 se registraron 41 feminicidios. Entre cantos y gritos, las feministas realizaron el icónico performance del himno feminista “Un violador en tu camino”, que desde su creación por parte del colectivo interdisciplinario Las Tesis, se ha viralizado alrededor del mundo.
En Argentina, este año las mujeres salieron a protestar por el retroceso de los derechos que consiguieron durante años, en un ambiente de tensión y división entre el gobierno y los grupos feministas. Desde que asumió el poder, Javier Milei ha recalcado su posición antifeminista, además, ha rechazado abiertamente el aborto, pues le parece “un homicidio agravado”; transformó y degradó el Ministerio de la Mujer en una subsecretaría, la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género y prohibió el lenguaje inclusivo en la administración pública. No conforme con ello, el mismo 8 de marzo, el portavoz del gobierno, Manuel Adorni, anunció que el Salón de la Mujer de Casa Rosada cambiaría su nombre al Salón de los Próceres, lugar en el que se homenajeaba la participación de las mujeres en la historia del país.
En Colombia, miles de mujeres marcharon portando pañuelos y carteles en los que se reclamaba la igualdad de salarios, la protección de los derechos LGBTIQ+, aborto legal, la erradicación de la violencia y el acoso laboral. En medio de las manifestaciones, en Bogotá, el ambiente se tensionó por el uso de gases lacrimógenos y granadas aturdidoras que el escuadrón antidisturbios de la policía lanzó contra los colectivos feministas. Las asistentes a las marchas realizaron actividades culturales, performance, cantaron, bailaron y lanzaron burbujas de jabón.
En El Salvador colectivos feministas marcharon para exigir al gobierno de Nayib Bukele la despenalización del aborto, pues, a día de hoy, se castiga como un crimen, al estar prohibido desde 1998. Asimismo, las mujeres denunciaron que el gobierno las deja solas en su búsqueda para encontrar familiares desaparecidos.
En Perú cientos de manifestantes se movilizaron con banderas, bengalas y cánticos. Tomaron sus pancartas con mensajes como “Somos las nietas de las indígenas que no pudiste exterminar ni colonizar”, “Quiero salir sin miedo”, “Soy la periodista que nunca vas a callar” o “Ninguna mujer con Dina”, y se abrieron paso un año más para reclamar la desigualdad de género, rememorar a las víctimas de feminicidio, víctimas de trata de personas y la impunidad en casos de violencia y desaparición, entre otras exigencias.