En los últimos años, las redes sociales han ido consolidándose como una herramienta poderosa para las mujeres en la tarea de alzar la voz de manera pública, especialmente en temas de abuso y acoso sexual. Desde el #MeToo de Hollywood, pasando por el #HermanaYoSíTeCreo en el caso de La Manada hasta el #SeAcabó de la Selección Española de fútbol femenino —que ahora tienen su propio documental en Netflix tras cambiar las reglas dentro y fuera del campo inspirando a generaciones futuras a luchar por la igualdad—; no hay duda de que la aparición de este tipo de perfiles en redes dedicados a denunciar abusos y agresiones sexuales es un nuevo fenómeno que ha comenzado a ganar fuerza en nuestra sociedad. Espacios que se han convertido en una plataforma segura para compartir historias y sentirse a salvo.
El mundo del teatro o la publicidad se unen como altavoz a una realidad
Algunos de estos perfiles, como @Denuncia_tu_bar, que reclama espacios nocturnos libres de violaciones mediante sumisión química, @denunciasgranada que ha sacado a la luz testimonios de mujeres que denuncian haber sufrido abusos por parte de los raperos Ayax y Prok; @seteniaquedecir.2024, que destapa situaciones machistas vividas por las mujeres de la industria publicitaria durante los últimos años y @testimoniosartesescenicas que ha logrado que la escuela de teatro Estudio Juan Codina despidiera a su fundador tras ser acusado de la violación de una de sus alumnas, se han convertido en un punto de encuentro virtual imprescindibles para propiciar el intercambio de testimonios y hacer justicia.
¿Por qué las mujeres prefieren las redes para denunciar su caso?
Las mujeres necesitan un espacio donde expresarse libremente sin ser juzgadas ni ninguneadas. Instagram, con su alcance masivo y su relativa inmediatez, se ha convertido en la plataforma ideal para canalizar estos testimonios. Estos perfiles no solo proporcionan un espacio para la denuncia, sino que también funcionan como una red de apoyo entre mujeres que, en muchos casos, han sufrido situaciones similares y que ahora encuentran un espacio donde ser escuchadas sin miedo a ser juzgadas.
La aparición de estos perfiles no solo refleja el hartazgo de las víctimas hacia un sistema que perciben como fallido, sino también una esperanza de cambio, un grito colectivo que intenta abrir los ojos de una sociedad que todavía tiene mucho que mejorar en términos de justicia y apoyo a las víctimas.
Cristina Fallarás: “Son testimonios, no denuncias, buscan evidenciar una realidad”
La periodista lleva años reivindicando la necesidad de dar voz a quienes como ella misma dice, durante años han sido silenciadas. Desde una de sus primeras iniciativas en redes, en 2018, #cuéntalo, que animaba a las mujeres a que compartieran sus vivencias para que dejaran de formar parte solo de su intimidad hasta la actualidad.
Fallarás ha señalado en sus últimas entrevistas concedidas a los medios que ni su acción en redes sociales ni su nuevo libro No publiques mi nombre tienen la intención de señalar responsables sin embargo, inevitablemente han derivado en denuncias en el ámbito político y mediático necesarias.
Mayor liberación que pasar por un complicado proceso legal
Las creadoras de estos perfiles han expresado que su objetivo no es condenar a nadie, sino ofrecer un espacio donde las mujeres puedan sentirse respaldadas. Estas plataformas se nutren de la solidaridad y el apoyo entre mujeres, creando redes que no sólo exponen el problema, sino que también visibilizan la necesidad de tomar partido. Muchas mujeres, además, afirman que denunciar sus experiencias públicamente, aunque sea de manera anónima, les ha ayudado a procesar el trauma y sentir que no están solas en su dolor.
Un fenómeno que ha llegado para quedarse
Estos perfiles seguirán siendo el refugio de muchas voces, un recordatorio constante de que hay un largo camino por recorrer para lograr una sociedad en la que las víctimas de abuso y agresión sexual puedan sentirse escuchadas y apoyadas sin necesidad de recurrir a la denuncia pública y cuyo objetivo sea traspasar las pantallas para llegar a donde deberían estar, en los juzgados.