Existe una doble vulnerabilidad al ser mujer y periodista: según cifras de un estudio global de la Federación Internacional de Periodistas (IFJ), una de cada dos periodistas ha sufrido violencia psicológica, acoso sexual, acoso a través de las redes y diversas otras formas de abusos por hacer su trabajo. Además, sufren discriminación cultural, racial, política, legal y social por el hecho de ser mujeres, lo que dificulta su carrera y es causa de una creciente precariedad en las condiciones de su labor profesional. Y si bien, casi la mitad de los agresores (45%) son personas externas de su espacio laboral, el 38% atañe a sus superiores y el 17% a colegas.
Por otra parte, según una encuesta mundial lanzada en 2020 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Centro Internacional de Periodistas (CIJP), 73% de las mujeres periodistas han experimentado violencia en línea durante la realización de su trabajo, además, han recibido amenazas de violencia sexual y física. Los casos de periodistas mujeres que han sufrido violencia machista son habituales. Un caso reciente que se viralizó en redes fue el de la periodista española, Isa Balado, quien realizaba una cobertura en vivo sobre un asalto en un local comercial. Mientras narraba los hechos, un hombre se le acercó y la tocó sin su consentimiento. Aunque este suceso la incomodó notablemente, ella intentó continuar con su trabajo hasta que el presentador solicitó al cámara que lo enfocara para enfrentarlo, registrar lo sucedido y detener al individuo, quien más tarde fue arrestado.