Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre las mujeres. Hace quince años para la medicina era poco probable que una mujer padeciera enfermedades coronarias. Se creía, sin ninguna evidencia científica, que su propia genética las protegía de la posibilidad de que sus arterias coronarias pudieran enfermar. En 1991 la doctora Bernadine Patricia Healy describió esa exclusión de las mujeres de la medicina como el síndrome de Yentl.
Yentl es el nombre de una película de 1983 protagonizada por Barbra Streisand. En la cinta, Streisand se disfraza de hombre para poder tener acceso a la educación. Tomando este nombre, Síndrome de Yentl, la doctora Healy describió en la revista The England Journal of Medicine la exclusión de la población femenina en el estudio de enfermedades coronarias. Tras el análisis de diversos estudios demostró el sesgo de género en el diagnóstico de estas enfermedades. Únicamente cuando las mujeres demostraban que podían estar sufriendo un infarto de
miocardio o una enfermedad coronaria severa eran tratadas de la misma manera que a los hombres.
Hoy en día, ya se reconoce que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad de las mujeres en todo el mundo, pero no basta con esto, porque, como también advirtió la doctora Healy, la mayoría de los estudios de investigación, prevención de enfermedades cardiovasculares y la mayoría de los métodos de diagnóstico e intervención, están realizados solo en hombres. También probó que los beneficios de los efectos profilácticos de la aspirina, que disminuye el riesgo de infarto de miocardio, se habían probado exclusivamente
en hombres. Así mismo, en 1991 se demostró que las mujeres que llegaban al hospital con un dolor torácico y eran hospitalizadas, recibían muchos menos procedimientos diagnósticos y terapéuticos que los hombres, y que la probabilidad de que las y los médicos valoraran la posibilidad de tener una enfermedad coronaria tenía un sesgo dependiendo de la raza y el sexo, según un estudio realizado por Ayanian y Epstein en Massachusetts y Maryland.
La médica española Carme Valls Llobet señala que entre los riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular se encuentran el tabaquismo, la obesidad – en especial la del tronco y abdomen-, el hipotiroidismo clínico y subclínico, el incremento de la proteína C reactiva y de la homocisteína con deficiencia de ácido fólico. Llobet afirma que la enfermedad cardiovascular es uno de los paradigmas más claros de la invisibilidad de las mujeres en medicina, ya que los síntomas han sido olvidados y sesgados y las técnicas y procedimientos no se han
aplicado igual en ambos sexos. Además, al considerar los riesgos de la enfermedad cardiovascular, no se ha valorado si existían diferencias entre cada sexo. Subraya que en el campo cardiovascular la mayoría de los ensayos clínicos realizados en la década de 1970 las mujeres
fueron excluidas de los grupos que tenían que ser investigados, provocando que la ciencia que se aplicó después no recogiese ni la sintomatología ni las evoluciones de las mujeres.
En España, las enfermedades cardiovasculares se cobran la vida de una mujer cada seis minutos y en Estados Unidos cada 60 segundos, según un informe realizado por el Observatorio de la Salud de la mujer del Ministerio de Sanidad y Consumo. Para visibilizar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre mujeres, superando al cáncer de mama y de pulmón, en noviembre de 2022 nació el movimiento ‘Corazón de mujer’, liderado por la doctora Leticia Fernández-Friera. La doctora se ha inspirado en la campaña ‘Go red for women’ de la Asociación Americana del Corazón, con la que se ha conseguido reducir en más de un 30 por ciento la mortalidad
cardiovascular en Estados Unidos.