Fotografía: elaborada por Marta Reig González
El Hotel Bastardo, situado en el centro de Madrid, se llena de mujeres y libros. El murmullo se acalla cuando Nuria Varela y Bibiana Aido toman asiento y cogen los micrófonos. Nuria está afónica y bromea con la paradoja que esto supone: “tenemos que reivindicar nuestra voz”, dice con fuerza. Es jueves, 11 de julio, el libro que se presenta, El síndrome Borgen: por qué las mujeres abandonan la política, llega en un momento de alerta en todo el mundo por el avance de la ultra derecha. La reivindicación de la democracia y de la igualdad sobre vuela la sala.
“Tus libros me hicieron conocer el feminismo”, dice una mujer joven, “os pido que penséis en las jóvenes, nosotras sufrimos la violencia digital y en los espacios feministas se nos dice que somos pocas. Llevamos el peso de ser mujeres jóvenes y feministas”; “estamos aquí muchas de las que trabajamos en el ministerio de Igualdad” y “muchas damnificadas”, dice Nuria; “tenemos que unirnos”, dice otra mujer; “he leído el libro en una tarde, lo he devorado”, dice una mujer que coge el micrófono desde el fondo de la sala. Las mujeres, la política, las redes, la falta de recursos económicos, el “síndrome borgen”, los “acantilados de cristal”, el patriarcado y la unión son los asuntos que se debaten durante la presentación.
“Este libro es una reflexión sobre la presencia —y la ausencia— de las mujeres en la toma de decisiones, más allá de los números, más allá de la igualdad formal o la paridad”, dice la contraportada del libro. Un ensayo cercano, reivindicativo y con un fino sentido del humor, que pone el foco en la “violencia política” contra las mujeres que trabajan en puestos de poder. Varela y Aido coinciden en que en España no se ha hablado suficiente sobre esto, se ha normalizado la violencia, y queda mucho por hacer. Bibiana se muestra esperanzada y, entre risas, Nuria, que se considera más crítica, decide concluir con una mirada esperanzada también.
La violencia política
Una de las causas de la ausencia de las mujeres en política o de su corta presencia es la “violencia política”: “es uno de los principales obstáculos para la representación política de las mujeres, es un ataque contra los derechos de las mujeres y las disuade de participar en política”, explica Nuria, “se trata de un fenómeno global”. Bibiana y Nuria sufrieron esa violencia cuando trabajaron en el ministerio de igualdad, “la minimizábamos porque no sabíamos que eso era lo que nos estaba ocurriendo”, explican, pero ahora le ponen nombre. “Ya no queda ninguna mujer en los puestos de igualdad con el cambio de legislatura”, señala Nuria, esa renovación es la que hace que no se puedan lleva a cabo las políticas de igualdad. “No es casualidad que todas dimitamos, el patriarcado se ha empoderado, de nuevo volvemos a pelearnos por nuestra voz”, denuncia Nuria.
Y es que estamos en una sociedad formalmente igualitaria en la que los discursos misóginos campan en redes sociales— «la machosfera es un causa no una consecuencia del avance de los discursos misóginos», explican—, en la que la violencia contra las mujeres se recrudece. Vivimos en un país en el que seis mujeres han sido asesinadas a manos de hombres en 24 horas, el pasado mes de junio. Existe, como señala Varela una enorme diferencia entre la igualdad formal y la realidad. “Desde la política hay que erradicar la violencia contra las mujeres” señala Varela, pide que se lleven a cabo medidas que no sean solo reparación sino prevención, pero advierte: “en las áreas de igualdad hay gente de Vox trabajando”. Esto ocurre porque no se demanda formación específica: “hay negacionistas de la violencia de género trabajando en igualdad”.
El síndrome Borgen: expulsadas de las estructuras de poder
El “síndrome Borgen” —cuyo nombre se inspira en la serie danesa Borgen— explica el fenómeno por el que cualquier mujer en los países desarrollados puede llegar a los puestos de poder, pero no ejercer ni mantenerse, por falta de recursos económicos y redes. “Nos expulsan”, denuncia Nuria Varela. “La política es un ámbito hostil, del que no hemos cambiado los cimientos”, explica, “el poder se resiste a democratizarse”.
La paridad es necesaria, pero necesitamos continuidad para poder cambiar las estructuras patriarcales, señalan. Desde que, en 1980 Vigdis Finnbogadottir se convirtió en la primera presidenta de un país al ser elegida en Islandia, las mujeres en política han trabajado en una estructura masculinizada y la mayoría han dejado su puesto o dimitido. “Normalizamos la desigualdad en la democracia”, denuncia Varela y apunta: “todo lo que se masculiniza se vuelve más violento”. Bibiana asiente a su lado y pide humanizar la política.
El acantilado de cristal
Otro de los conceptos con los que Nuria nos ayuda a comprender porqué las mujeres abandonan la política es el “acantilado de cristal”. Se trata de aquellas situaciones de crisis o emergencia en las que se coloca a una mujer a la cabeza, para que resuelva la crisis. Estas mujeres quedan damnificadas por esta circunstancia y su paso por la política es breve y complejo.
El silencio es el mandato del patriarcado
Con la voz convencida pero áfona Nuria dice: “el silencio es el mandato del patriarcado”, para animar a la mujeres a hablar y participar en política, que también es el objetivo de su ensayo: “Las mujeres tenemos que trabajar juntas”. Explica que el patriarcado nos separa, nos deja solas en un puesto de poder. Cuando se le pregunta qué podría hacerse diferente, habla de unión y de defenderse unas a las otras. Reconoce que cuando Bibiana y ella estuvieron en el ministerio de Igualdad no se defendieron de los ataques y quizás debían haberlo hecho. “Cuando empezamos parecía el primer capítulo de Borgen” —por la precariedad, la sobriedad, la soledad y la violencia a las que se enfrentaron para levantar el primer ministerio de Igualdad de este país—. Pero, como recuerda una mujer desde el público, se hicieron muchas cosas, por ejemplo, la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que es pionera internacionalmente.
El alba del feminismo
¿Cómo se continúa ahora? ¿Qué tienen que hacer las feministas?, preguntan desde el público. Las feministas tienen que continuar, dice la autora. “Es la hora del alba del feminismo, es la hora de trabajar juntas”, concluye Nuria Varela.
El síndrome Borgen, Nuria Varela, editorial Penguin Random House, Barcelona, 2024