Hilando detalles – por la parte que nos toca – cabe empezar remarcando la historia del identificativo color morado del 8M, el cual surge a raíz de la trágica historia en 1857 en la que un total de 146 personas – la mayoría, mujeres – fallecieron en un incendio en una fábrica textil en la que trabajan; con unas condiciones laborales y de infraestructura pésimas. Las puertas del lugar, cerradas para evitar robos del exterior, impidió que salieran del Triangle Weist Co., y, bajo las palabras del artículo de National Geographic, “se dice que el humo que expedía el edificio, que podía verse desde casi toda la ciudad, era de color morado debido a los tejidos que se usaban en esta fábrica de camisas”.
Más de un siglo y medio después, todavía con una lucha en pie por la justicia de esas víctimas del pasado – además de las del presente –, datos como que “la participación de las mujeres artistas ha subido un “43% tras una década de estancamiento” (bajo las líneas de Cadena SER) arrojan algo de esperanza a eso que forma parte de nuestro ser; porque, una vez más, la cosa no es moco de pavo: nuestra identidad va de la mano con el entorno que nos rodea.
Entre otras reclamaciones como el de los exponentes en arte queer y la critica histórica – como en el proceso de descolonización -, el mismo texto del medio de PRISA asegura que “es difícil encontrar una galería que no reivindique en esta nueva edición de ARCO a las mujeres artistas, emergentes o ya consolidadas, muchas olvidadas en vida, y que poco a poco van recuperando su lugar en la historia. Encontramos ejemplos en todas las galerías que visitamos”.
Imagen: «Mural de Ana Barriga en Urvanity» por Toni Matas.
Asimismo, como remarca La Vanguardia, “la industria cultural sigue dando la espalda a las mujeres pese a que ellas son las que sustentan el mercado”. Los datos anteriores son solo un aperitivo en contraste con los que ofrece el INE en sus indicadores de participación cultural: las mujeres son quienes más consumen cultura, un 32% frente al 26% de los varones y quienes más libros leen (más de un 66% de lectoras).
MADRID Y LA POLARIZACIÓN (IN)VOLUNTARIA DE LAS LUCHAS SOCIALES
A pesar de las diferencias en las demandas de las dos marchas que tuvieron lugar en Madrid, según la Delegación del Gobierno, más 30.000 personas asistieron a la marcha – 7.000 más respecto a las 27.000 del año anterior -. Con las defensas particulares de cada uno de los sectores, como la abolición del trabajo sexual, los vientres de alquiler, la pornografía o la Ley Trans -una de las últimas causas de disrupción en nuestra lucha por la igualdad, que pretende amparar y reparar el daño de personas que han luchado por su identidad en el sistema patriarcal-, el movimiento feminista sigue siendo una de las fuerzas sociales más relevantes.
Imagen: Una de las pancartas, reflejando unos datos a través del “terrorismo machista” por Chenguang Hu.
Imagen destacada «Cibeles, teñida al ton del 8M» por Toni Matas.