Fuente de la imagen: https://www.un.org/es/climatechange/science/climate-issues/women
Las mujeres se encargan de la mitad de la producción mundial de alimentos, incluso producen hasta el hasta el 80 por ciento en los países emergentes. Durante las épocas de sequía y lluvias irregulares, las mujeres del entorno rural caminan distancias más largas y dedican más tiempo a garantizar que sus familias obtengan ingresos y recursos. Esta situación también puede exponerlas al aumento de los riesgos de sufrir violencia de género, pues el cambio climático intensifica los conflictos, desigualdades y vulnerabilidades ya presentes.
Dado que se sitúan en primera línea de la crisis climática, las mujeres están en una posición excepcional para ser agentes del cambio y ayudar a encontrar distintas formas de mitigar las causas del calentamiento global y adaptarse a sus impactos sobre el terreno. En el Foro Internacional de Mujeres y Biodiversidad, Susana Muhamad, ministra colombiana de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, recibieron la Declaración de Inírida, un manifiesto que busca incidir en los procesos de toma de decisiones y propone una visión global de las mujeres cuidadoras de la biodiversidad, el cual fue presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) celebrada en Cali, Colombia.
Así mismo, días después en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP 29), desarrollada en Bakú (Azerbaiyán), los países acordaron una decisión sobre género y cambio climático, ampliando el Programa de Trabajo de Lima mejorado sobre Género y Cambio Climático por otros 10 años, reafirmando la importancia de la igualdad de género y avanzando en la integración de la perspectiva de género en toda la convención. También acordaron desarrollar un nuevo plan de acción de género para su adopción en la COP30, que marcará la dirección de la aplicación concreta.